Último adiós a Sonia Torres, una de las máximas referentes de los Derechos Humanos en Córdoba

La figura local de Abuelas de Plaza de Mayo falleció el viernes a los 94 años

Último adiós a Sonia Torres, una de las máximas referentes de los Derechos Humanos en Córdoba

A lo largo de 12 horas, ayer, cientos de personas se congregaron para despedir los restos de Sonia Torres, referente de Abuelas de Plaza de Mayo Córdoba que falleció el viernes a los 94 años.

Sonia Torres fue velada en su domicilio de la Capital en barrio San José. Ese fue el punto de encuentro para darle el último adiós a quien fuera uno de los máximos símbolos de la lucha por los Derechos Humanos en la provincia.

Con angustia a cuestas se fueron plegando autoridades, desde el gobernador Juan Schiaretti hasta el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla.

También se acercaron allegados, vecinos y referentes de diversas luchas locales. Entre ellos, también pasó Soledad Laciar, la madre del joven asesinado por la Policía de Córdoba en agosto de 2020, Blas Correas.

Sonia Torres murió sin conseguir reunirse con su nieto, que nació en los albores de la dictadura cívico militar, poco después del secuestro y desaparición de su madre, Silvina Parodi y su marido, Daniel Francisco Orozco.

Sonia había nacido en Villa Dolores, el 2 de septiembre de 1929 y en plena adolescencia se trasladó a Rosario para estudiar Farmacia, profesión que convirtió en su medio de vida. La desaparición de su hija y su yerno y la posterior novedad del nacimiento de su nieto, la obligaron a cambiar su existencia.

“He pedido a miles de personas, autoridades, no autoridades, amigos, enemigos… Tengo 600 hojas de pedidos, estoy haciendo mi carpeta de Abuelas con 14 carpetas mías que tienen 100 páginas cada una. He hecho lo posible y lo imposible por encontrar a mi nieto y por recuperar los huesitos de Silvina y Daniel”, dijo Sonia, quien siempre decía que no se iba a marchar de este mundo sin abrazar al nieto.

Le gustaba contar que, a diferencia de otras abuelas que carecían por completo de información, ella había tenido la fortuna de conocer que Silvina tuvo un hijo varón porque una persona que estaba en ese momento en la sala de parto le avisó.

Hasta el último aliento buscó a Efraín Daniel o Daniel Efraín. Soportó a pie firme ataques, algunas críticas por la actividad política de su hija y su yerno, pero jamás se desvió de su amoroso propósito de búsqueda.

 

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