El presidente de la Pontificia Academia para la Vida y responsable vaticano de temas vinculados a la Inteligencia Artificial (IA), el arzobispo italiano Vincenzo Paglia, reconoció la «preocupación» de la Santa Sede por el impacto de esas nuevas tecnologías en el mudo del trabajo y dijo que «el progreso se vuelve desarrollo solo si es guiado por elecciones éticas» en una entrevista con Télam antes de visitar la Argentina esta semana.
«La Iglesia está preocupada por el impacto de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo y en la sociedad en general», planteó Paglia (Boville Ernica, 1945) en diálogo con Télam en el Vaticano antes de iniciar este sábado una visita a la Argentina para participar de actividades en la Universidad Católica Argentina (UCA), además de reuniones con senadores y representantes de la Legislatura porteña.
Convertido en el responsable vaticano para los temas de IA a través de la presidencia de la Pontificia Academia para la Vida, el arzobispo destacó que la Santa Sede «promueve una reflexión crítica sobre su papel en la sociedad».
«El Santo Padre ha subrayado repetidamente la necesidad de un desarrollo responsable de la inteligencia artificial, una herramienta que cuando se utiliza correctamente puede contribuir a la mejora de la justicia social y la promoción del bien de la humanidad», sostuvo sobre la implicancia directa del papa Francisco en estos temas.
Para Paglia, es necesario «involucrar a expertos, académicos y legisladores en una discusión abierta e inclusiva. Nuestro objetivo es trabajar para que la IA esté siempre al servicio de la humanidad y no se convierta en una herramienta de control y preocupación para las personas».
Con un largo recorrido en la Iglesia, durante el que fue postulador de la causa de beatificación de monseñor Oscar Arnulfo Romero (canonizado en 2018) y uno de los creadores de la comunidad católica de San Egidio, Paglia consideró que es «fundamental abordar los desafíos que plantean la inteligencia artificial y las tecnologías emergentes y convergentes, como las nanotecnologías, algoritmos, intervenciones genómicas y las neurociencias».
«Precisamente de aquí nació el Llamamiento de Roma, que desde febrero de 2020 promueve la ética en la inteligencia artificial. En otras palabras: bienvenidos a la inteligencia artificial, si está al servicio de la humanidad y de la protección de nuestra casa común», agregó.
En febrero de 2020, Microsoft, IBM, la FAO y el Ministro de Innovación Tecnológica del Gobierno de Italia firmaron el Llamamiento de Roma para la ética de la IA, promovido por la Pontificia Academia para la Vida y con el respaldo del Papa, que dio origen a una serie de encuentros anuales posteriores de reflexión e intercambio entre líderes políticos y religiosos de todo el mundo.
«Desde ese espacio apoyamos la necesidad de una mesa internacional sobre nuevas tecnologías emergentes, que aborde temas como la propiedad de los datos y el papel de los gobiernos para garantizar que las redes tecnológicas no se vuelvan más poderosas que los propios Estados», detalló.
Para Paglia, «sin una perspectiva humanista y ética, indispensable para preservar la humanidad común, las nuevas tecnologías podrían introducir cambios tan radicales como para poner en peligro la propia dimensión humana».
«La tecnología debe estar siempre al servicio de la humanidad. El progreso se convierte en desarrollo sólo cuando está guiado por elecciones éticas. Por ello, es fundamental educar a las personas sobre la centralidad del ser humano y sobre la necesidad de un enfoque antropocéntrico», desarrolló.
La llegada de Paglia a la Argentina, que seguirá a una visita a Chile, estará centrada en uno de los grandes temas de trabajo de la Academia que preside: los cuidados paliativos, «para una nueva cultura del acompañamiento a quien debe afrontar especialmente la fase terminal de la vida», explicó.
Fue el propio Papa quien durante un encuentro que mantuvieron este lunes le agradeció que durante la gira por el país «vaya afrontar a diversos niveles las problemáticas de los ancianos y de cómo actuar a su favor».
«Estoy más que convencido de que la vida es el principal y mayor bien que tenemos. Es triste ver que el término eutanasia significa lo contrario de lo que significa literalmente. Dar muerte siempre es malo. Y colaborar con el trabajo sucio que ya hace la propia muerte es una derrota», planteó en ese marco.
«Por eso, la Iglesia, pero también otros no creyentes o creyentes de otras religiones, están en contra de la eutanasia. Lo mismo ocurre con el aborto. Impedir vivir es siempre un acto de violencia homicida», sentenció.
«Por supuesto, se hará todo lo posible para evitar las condiciones dramáticas que llevan a la derrota de aceptar el aborto o la eutanasia. El compromiso que espero es que todas las sociedades trabajen para apoyar a quienes se ven tentados por estas opciones», deseó Paglia.
En ese marco, retomando los lineamientos del Papa, convocó a «más que juzgar, a estar al lado, a acompañar, a no dejar nunca a nadie solo».
«Debemos entender y hacer entender que la vida es siempre un don que nunca es privado, se nos da para que también la gastemos en los demás. Hay una cultura de hiperindividualismo que se está afianzando en todos los países», lamentó.
Según el obispo italiano, el planteo de la eutanasia «es muy dañino porque aísla a unos de otros, quita responsabilidades y abandona».
«Lamentablemente las leyes sobre la eutanasia son un poco como lavarse las manos, como Poncio Pilatos hizo con Jesús, ante la responsabilidad de acompañar, consolar, quitar el dolor. Por eso me comprometo a difundir los cuidados paliativos en todo el mundo: es una forma de acompañar y quitar el dolor, no la vida», propuso.
Tras recordar el carácter interreligioso de los encuentros de Roma sobre IA, Paglia aseveró que «las religiones pueden, y de hecho deben, desempeñar un papel importante para decirles a los gobiernos, los políticos y las empresas que es posible un desarrollo diferente del modelo que pone el dinero y el poder en primer lugar y con el que hemos llegado incluso a destruir el planeta en nombre del lucro».
«La colaboración entre religiones y entre todos los hombres y mujeres de buena voluntad es un principio del trabajo de la Iglesia Católica. Ante la crisis climática, la pobreza, el hambre, los problemas de acceso a tratamiento y atención médica, urge un esfuerzo común para construir sociedades con más equidad y justicia», convocó Paglia.