El fiscal de San Francisco, Oscar Gieco, dispuso agravar la imputación de dos de los detenidos por el asesinato de la niña Aralí Vivas, ocurrido en la localidad de Brinkmann, en el departamento San Justo. La decisión la tomó tras conocer los resultados de la autopsia, los cuales revelaron la existencia de un abuso sexual previo al crimen.
Ahora, el padrastro de la nena de ocho años, Ezequiel Simeone (33), y su amigo, Christian Varela (40), enfrentan la acusación de “homicidio criminis causa”. La pena contempla, como pena máxima, la prisión perpetua y refiere a la intencionalidad de ocultar un crimen con la muerte de la víctima.
Cabe recordar que Simeone y Varela están acusados de haber incendiado el domicilio en el que se encontraba Aralí luego de violarla y asesinarla. La muerte de la niña tuvo lugar en la madrugada del sábado 2 de noviembre, entre la 1 y las 6 de la mañana, mientras que fue a la siesta cuando inició el fuego.
Lo novedoso de la autopsia fue que la misma confirmó la presencia de semen en su cuerpo, pese a que el material estaba calcinado por el incendio. Ante esto, el fiscal Oscar Gieco decidió agravar la imputación de ambos acusados.
Luego de tomar esta determinación, se informó que Gieco se apartó desde este martes de la investigación, que ahora quedó en manos de la fiscal de Morteros, Yamila Di Tocco. La funcionaria deberá continuar con las pericias correspondientes y, además, determinar las responsabilidades respecto a la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) y a su Unidad de Desarrollo Regional ubicada en San Francisco, por la reinserción de los niños a la casa donde ocurrió el horror.
Cabe recordar que, además del padrastro y su amigo, está también detenida la madre de la víctima, Rocío Milagros Rauch, quien se encuentra imputada como partícipe necesaria de homicidio calificado por el vínculo, por comisión por omisión, por más que no se la vincule materialmente con el asesinato de la pequeña.