La justicia imputó anoche a Fernando Sabag Montiel y su novia Brenda Uliarte por “haber intentado dar muerte” a la vicepresidenta Cristina Kirchner, “contando para ello con la planificación y acuerdo previo entre ambos”.
La acusación indica que el atentado “tuvo planificación y acuerdo previo”, que la joven “estaba presente en las inmediaciones del lugar al cual arribaron conjuntamente (con Sabag Montiel)” y que se determinó que ambos “detentaban el arma de fuego secuestrada con sus municiones desde fecha anterior al hecho, cuanto menos desde el 5 de agosto de 2021”.
Antes de la imputación, Sabag Montiel había asegurado que “Brenda no tuvo nada que ver… y yo tampoco”, aunque luego se negó a declarar.
La aparición de una decena de imágenes del carrito de copos de nieve de Uliarte en inmediaciones de la vivienda de la Vicepresidenta en los días previos al ataque fortaleció la hipótesis de que los agresores planificaron conjuntamente el atentado, realizando tareas de inteligencia en los días previos.
La jueza María Eugenia Capuchetti los imputó así por los delitos de intento de asesinato a la Vicepresidenta, planificación previa, acuerdo de partes, transporte de arma de fuego sin autorización y acopio de municiones.
Además, ordenó un nuevo allanamiento de la vivienda que ambos compartían, que anoche estaba realizando la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Otro dato que salió a la luz es que Uliarte formaba parte de un grupo de ultraderecha que se dedica a escrachar a políticos -en especial del oficialismo- y que se define por su “odio al kirchnerismo”.
Se trata del grupo “Revolución Federal”, que se autodefine como antikirchnerista y que apareció en los últimos meses alborotando actos como las asunciones de Sergio Massa y Silvina Batakis o sesiones del Congreso.
Por lo pronto, la defensa oficial de Sabag Montiel, a cargo de Juan Hermida, no pidió aún la excarcelación, al igual que la de Uliarte, en manos de Gustavo Kollman; cuya designación en el caso levantó suspicacias ya que fue también el abogado defensor de Oscar Centeno, el chofer de la célebre “causa de los cuadernos”.