En julio del corriente año, el impactante crimen de Joaquín Sperani, un joven de 14 años asesinado en Laboulaye, estremeció a toda la nación. El cuerpo de Joaquín fue hallado en lo que se conoció como «la casa del horror», y otro adolescente de la misma edad, identificado como L., fue demorado como el principal sospechoso de su asesinato, siendo compañero de escuela y amigo de la víctima.
Debido a su edad, L. fue ingresado al Complejo Esperanza en Bouwer, quedando fuera del alcance de la ley penal argentina, ya que se considera inimputable. Ahora, se puso de vuelta este caso en el centro de la atención pública, debido que el adolescente L. fue liberado el pasado lunes.
El abogado Raúl Palacios, defensor del adolescente detenido, informó que el tribunal decidió reintegrar al niño L. a su hogar familiar como medida tutelar. Esta decisión implica ciertas condiciones, siendo la primera de ellas la prohibición de cambiar de domicilio sin la autorización del tribunal.
Además, se ha establecido un enfoque integral que involucra al niño en un tratamiento psicoterapéutico multimodal y también a su familia. Esto implica que los progenitores del niño serán parte de este proceso, permitiéndoles abordar todas las funciones relacionadas con su rol parental
La investigación del caso estuvo a cargo del juez Sebastián Moro de Laboulaye, quien supervisó el desarrollo.
La madre de Joaquín, Mariela Flores, expresó su consternación ante esta noticia a El Doce, señalando que «la Justicia está tomando decisiones que no son correctas».
Añadió, con pesar, que «nunca existieron los derechos para Joaquín. Mató y salió como si nada».
El caso continúa generando debate y cuestionamientos en la sociedad argentina en torno a la justicia y la contención de menores involucrados en crímenes de esta naturaleza.