Neonatal: Varios sobrevivientes sufrieron un “ataque externo”

Lo ratificaron peritos al analizar los casos de los ocho bebés que siguieron con vida

Neonatal: Varios sobrevivientes sufrieron un “ataque externo”

Para los especialistas, los niveles anormales no fueron por causas endógenas.

Los peritos forenses continuaron demostrando ayer, en la decimoquinta audiencia del juicio por la muerte de cinco bebés en el Neonatal, que las lesiones sufridas por los ocho recién nacidos que sobrevivieron, tampoco fueron causadas por causas endógenas. Ante el Tribunal, ratificaron que esos valores extremos no pudieron haberse logrado de forma natural o como consecuencia de alguna patología materna o del recién nacido. Dos de los casos más destacados son los de J.L., hijo de Brenda Leiva y de M.T., hija de Ludmila Torres. Ambos presentaron cuadros clínicos que los peritos atribuyen a la administración exógena de insulina.

En el primer caso, a las 13 horas de vida, el bebé presentó hipoglucemias severas que requirieron tratamiento médico intensivo. Los peritos concluyeron que no existe una explicación médica razonable para los niveles de hiperinsulinemia detectados, excepto la posibilidad de una inoculación externa. El informe toxicológico respaldó esta hipótesis, señalando que esa 3.520 unidades solo podrían explicarse por una administración intencional. Los expertos destacaron el esfuerzo del equipo médico para revertir el cuadro, que representaba un altísimo riesgo de muerte.

Por otro lado, M.T., hija de Ludmila Torres, presentó una descompensación a las 20 horas de nacida, con hiperinsulinismo y cianosis. Los peritos reiteraron que no había una explicación médica plausible fuera de la administración exógena de insulina. Los niveles de insulinemia superaron las 1.000 unidades, muy por encima de lo normal, lo que reforzó la hipótesis de una intervención externa. Aunque la bebé también sufrió una infección intrahospitalaria, no estuvo relacionada con la causa de su descompensación inicial.

Luego se analizó el caso de la hija de Tamara Hermosilla, quien había sufrido arritmias cardiacas en su adolescencia. La beba nació con Apgar 7-9 y se descompensó al día siguiente de nacer. Los peritos concluyeron que ni la arritmia ni la doble circular de cordón del parto tuvieron relación con su descompensación. Por el contrario, marcaron la presencia de una lesión en el muslo izquierdo, justo en el lugar donde se aplica la vitamina K.

Otro caso analizado fue el del hijo de Jazmín Barrionuevo. El bebé presentó lesiones cortopunzantes sin explicación médica, descartándose picaduras de insectos, como sugirió el forense Mario Pacheco de parte de la acusa Agüero. Aunque no hubo descompensación grave, las lesiones fueron consistentes con una intervención externa.

Finalmente, el caso de la hija de Gabriela Martin, nacida el trágico 6 de junio, mostró signos de hiperpotasemia severa, con niveles de potasio superiores a 11. Los peritos sugirieron que la lesión en el tórax y la evolución clínica eran compatibles con la inoculación de potasio u otra sustanci. Los electrocardiogramas respaldaron esta hipótesis.

En todos estos casos, los peritos coincidieron en la presencia de factores exógenos como causa principal de los cuadros clínicos. Sin embargo, destacaron que no todos los casos siguen un patrón idéntico, lo que les complica la identificación de un único responsable. Pero a la vez plantearon la necesidad de denunciar, especialmente si se sospecha de intencionalidad homicida.

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