Robó las tarjetas al abuelo de su amiga y gastó $250 mil

El hecho ocurrió en San Juan. La joven fue identificada y condenada mediante un juicio abreviado tras la denuncia del afectado.

Robó las tarjetas al abuelo de su amiga y gastó $250 mil

Una joven de 20 años fue condenada a realizar tareas comunitarias y a pagar una indemnización tras ser hallada culpable de robarle las tarjetas bancarias al abuelo de una amiga y realizar compras por un total de $250.000.

El hecho tuvo lugar en San Juan, donde Candela Luna, estudiante de Diseño, aprovechó la confianza depositada por la familia de su amiga durante reiteradas visitas para apropiarse de los plásticos del adulto mayor.

El caso se conoció cuando la víctima, un jubilado, detectó consumos extraños en su cuenta bancaria. Según detalló en la denuncia, notó gastos correspondientes a alimentos, vestimenta y bebidas alcohólicas, compras que nunca había realizado.

Alertado por estas transacciones, decidió indagar en su entorno familiar. Al confirmar que la responsable era una joven allegada a su nieta, radicó la denuncia en la Unidad Fiscal de Investigación de Delitos contra la Propiedad.

La investigación concluyó con la imputación de Luna por el delito de hurto y, en las últimas horas, la Justicia provincial resolvió el caso mediante un juicio abreviado acordado por las partes.

Como resultado del proceso judicial, la imputada fue condenada a realizar tareas comunitarias durante tres meses, con un total de 25 horas, y a pagar una multa en tres cuotas mensuales de $36.000 cada una al damnificado.

La resolución contempla una salida alternativa al juicio tradicional y evita una pena mayor, al considerar la colaboración de la acusada, la ausencia de antecedentes y la reparación económica del daño causado.

Este tipo de delitos, conocidos como hurtos simples, suelen ser tratados por la vía de procedimientos abreviados cuando se logra acuerdo entre la Fiscalía, la defensa y la víctima, como ocurrió en este caso.

La situación generó fuerte repercusión en medios locales por el vínculo de cercanía entre la joven y la familia afectada, y por el uso que hizo del dinero en gastos cotidianos y recreativos.

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