Cueva de los Pajaritos, un recorrido entre cascadas y grandes piedras con formas únicas

El paseo de 600 metros sigue el curso del arroyo Mallín entre el canto de los pajaritos, formaciones rocosas y postales imperdibles

Cueva de los Pajaritos, un recorrido entre cascadas y grandes piedras con formas únicas

Por Melani Cordi

La reserva ecológica Mallín, también conocida como “Cueva de los Pajaritos” por la cantidad de aves autóctonas que encuentran refugio en formaciones rocosas al estilo de cuevas es el lugar ideal para pasar el día rodeado de naturaleza, practicar caminatas y realizar avistaje de aves.

El paraje se encuentra en el Valle de Punilla, a solo ocho kilómetros de Tanti, sobre el camino que une esta localidad con Cosquín y fue elegido en el año 2008 como una de las Siete Maravillas de Córdoba por su recorrido serpenteante donde las enormes piedras con formas de figuras bordean el arroyo Mallín formando ollas y cascadas de hasta 14 metros de profundidad. La presencia de flora y fauna se hace notar desde los primeros metros del camino.

“La cabeza del indio”, “El tanque”, “El mono” y “El perro”, son los nombres de algunas de las piedras moldeadas por la erosión y el movimiento sísmico de hace muchos años. Los detalles en las formas le otorgan esos nombres por sus similitudes.

Estas antiguas cuevas son el lugar de nidificación y descanso de las aves autóctonas. Suelen encontrarse gran cantidad de vencejos o chirrios, pájaros negros de cuello blanco que cantan con gran intensidad y pueden verse también alrededor del vado del arroyo.

Su nombre se debe a los chillidos que emiten con gran algarabía cuando llegan o se van de la cueva. Es un canto alegre que se hace más frecuente cuando están en época de celo. Son conocidos también como pájaros aguateros porque su revoloteo sobre el arroyo anuncia la llegada de lluvias entre 24 y 48 horas antes.

La especie construye sus nidos en pequeñas salientes de las rocas tanto en las cuevas como en las gargantas del arroyo, se acoplan en vuelo pero solo ponen un huevo por pareja y crían un solo pichón, motivo por el cual su conservación se vuelve aún más importante. El momento ideal para verlos es durante el amanecer o el atardecer, que es cuando se van o vuelven a la cueva.

El halconcito colorado, la corbita común, el chingolo y los patos son otras aves que también pueden verse en la extensión de la reserva. Pero las aves no son el único animal del lugar, también habitan los gatos monteses, pumas, zorros grises y colorados y distintas especies de reptiles como las lagartijas. Y si hablamos de flora, en la zona predominan los aguaribay, los ceibos, los eucaliptus, los cocos, espinillos y piquillines que imprimen de color verde sus paisajes.

El parque puede recorrerse de manera autoguiada ya que el camino está señalizado y es tan fácil como seguir el arroyo hasta llegar a la cascada. El camino cuenta con escaleras, barandas, puentes, rampas y miradores para facilitar las zonas de mayor complejidad.

El recorrido lleva aproximadamente una hora y media y comienza en el espejo de agua cristalina “La Olla” para llegar a “El Faro”, un mirador desde donde se puede ver “El Tanque de Guerra”, la primera formación rocosa del recorrido.

El tercer punto es “La Garganta del Diablo”, con vistas desde arriba al salto de agua de siete metros entre piedras de gran tamaño, un puente colgante permite cruzar el arroyo y llegar a “El Tanque de Guerra” para visualizarlo de cerca.

Continuando por una pasarela se llega a la segunda formación de piedra, la “Cabeza del Indio”, para luego adentrarse en “La Cueva” con vistas únicas entre piedras y vertientes, donde el sonido del agua es todo lo que se escucha. Los siguientes puntos son “El mono” y el mirador del lago San Roque para llegar a la cascada “Lluvia del Amor”, donde según cuentan, quienes logran llegar hasta allí y tocar el agua en caída encontrarán el amor. En el extremo del recorrido se encuentra la gruta con la cruz, que regala vistas majestuosas de toda la reserva.

Se puede emprender regreso por el mismo camino recorrido, pero la recomendación para completar la experiencia es hacerlo por “El bosque de los duendes”, un camino con paisajes que parecen de fantasía. Por el camino se pasa por la cascada “Pozo de los Ingleses”, que es el último punto antes de llegar a la salida.

La entrada al parque tiene un valor de $ 6.000 por persona desde los ocho años y se puede ingresar con bebidas o equipo de mate. Para los más chicos, el lugar cuenta con un área recreativa con hamacas, toboganes y otros entretenimientos.

En las proximidades se ubica un complejo turístico, donde se puede hacer uso de instalaciones como el comedor, asadores y mesas, baños, estacionamiento, camping y piletas para pasar el día. Allí sí se permite el ingreso con alimentos y bebidas. Se venden también algunas opciones para comer como pizzas, sándwiches, hamburguesas y picadas con precios que van desde los $ 6.500 a los $ 9.000.

La reserva puede visitarse todos los días de 10 a 18 horas, mientras que el camping permanece abierto hasta las 20 horas en invierno. Ambos espacios son ideales para una escapada donde se puede pasar un día de descanso entre la naturaleza y conocer una de las maravillas de nuestra provincia.

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