Reconstruyen las partituras griegas más antiguas y sonaban así

Reconstruyen las partituras griegas más antiguas y sonaban así

La música en la antigua Grecia era una constante. Los instrumentos musicales estaban presentes a menudo y se tocaban como entretenimiento o para acompañar con bailes. Y a pesar de que sabemos qué instrumentos eran más comunes (las liras y los aulos u oboes dobles por ejemplo) o las notas y las escalas que utilizaban para las composiciones, nunca se logró dar, hasta ahora, con el sonido de las músicas que tocaban y escuchaban en las polis griegas. Esto se debe a que las indicaciones para la interpretación musical que dejaron por escrito son complicadas y desconocidas, lo que hace a las reproducciones actuales extrañas y poco atractivas.

El primer documento musical sustancial, encontrado en 1892, conserva parte de un coro del Orestes de Eurípides, del 408 a.C. Durante mucho tiempo ha planteado problemas de interpretación, principalmente debido a su uso de intervalos de cuarto de tono.

Unos nuevos análisis del fragmento del Orestes, publicado a principios de este año, llevaron a ideas sorprendentes. Primero, se demostró que los elementos de la partitura imitan el significado de las palabras con la melodía gracias a que encontraron una cadencia decreciente cuando se cantaba la palabra «lamento» y un gran salto de intervalo ascendente que acompaña a la palabra «salta hacia arriba».

Con estas premisas a la vista, en 2016 en el Ashmolean Museum, Oxford se pudo escuchar la música del papiro del Orestes coral con acompañamiento de aulos, estableciendo un ritmo rápido, casi como estar en Grecia en el año 400 a.C.

Salir de la versión móvil