Parodias de Guerra Fría

Por Gonzalo Fiore

Parodias de Guerra Fría

Conflict between USA and China, male fists - governments conflict concept

En un movimiento que a algunos puede recordarles momentos de la Guerra Fría inmortalizados por el cine, Estados Unidos anunció que no enviará delegados a los Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebrarán en Beijing en 2022. Son célebres los sendos boicots a los JJOO efectuados durante la década de los 80, uno de los momentos de mayores tensiones del enfrentamiento entre los EEUU y la ya inexistente Unión Soviética. Por aquel entonces, EEUU decidió no enviar deportistas a los Juegos de Moscú de 1980 en señal de rechazo a la invasión soviética de Afganistán de 1979. En los Juegos siguientes, de Los Ángeles, en 1984, la URSS y los Estados del Pacto de Varsovia hicieron lo propio.

A diferencia de los mencionados boicots, sin embargo, Washington esta vez sí enviará y apoyará a todos los atletas que participen de la competencia. Las medidas, de acuerdo con lo anunciado por funcionarios de la Administración Biden, se producen para repudiar las “flagrantes violaciones de los derechos humanos y las atrocidades de China en Sinkiang”, según declaró la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.

Por supuesto, esto ya fue rechazado por el gobierno de la República Popular China. El vocero del ministerio de Exteriores, Zhao Lijan, afirmó que EEUU está “violando la neutralidad política en el deporte”. Además de negar categóricamente las acusaciones de violaciones a los derechos humanos, calificándolas de “mentiras y rumores”. A su vez, Zhao aseguró que Beijing tomará “contramedidas firmes”, aunque no ahondó en detalles al respecto. Para el gobierno chino, el boicot no es más que una “medida publicitaria”, un “teatro” y una “provocación política”.

Los otros países miembros del recientemente firmado AUKUS, Reino Unido y Australia, aún están “pensando” respecto de que hacer, pero, probablemente tampoco enviarán miembros políticos de alto rango a Beijing. En esa línea ya se manifestó el gobierno de Nueva Zelanda, mientras que Canadá también está discutiendo sumarse a las medidas puertas adentro. Alemania, uno de los países más duros respecto de las criticas sobre derechos humanos contra China, no participará del boicot.

En una publicación china ligada al Partido Comunista recientemente se escribió que Washington no aportó “ni una sola evidencia” de que en el gigante asiático se estén llevando adelante “genocidios ni crímenes contra la humanidad”. Para el gobierno chino, EEUU no tiene autoridad moral a la hora de hablar sobre derechos humanos.

La Casa Blanca ha mostrado su preocupación por lo que considera derivas autoritarias en Hong Kong, violaciones a los derechos humanos contra los uigures en Sinkiang, y la desaparición de la tenista china Peng Shuai, ex número 1 del mundo, que había criticado al PCCh. En noviembre pasado, la tenista había acusado de abuso sexual al entonces viceprimer ministro chino, Zhang Gaoli, mediante un post en Weibo. A los 20 minutos su denuncia fue eliminada, y la jugadora pasó al ostracismo, para solo reaparecer en público en una conversación con el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, tras las protestas internacionales por su paradero.

A pesar de lo que algunos podrían haber creído, el advenimiento de Joe Biden a la Casa Blanca no ha aminorado el enfrentamiento entre China y los EEUU. Los más críticos de la actual Administración estadounidense acusan al presidente de hacer “trumpismo de buenos modales” en lo que tiene que ver con la relación con China. Lo cierto es que Biden está dispuesto a utilizar la relación problemática de China con el paradigma de los derechos humanos tal y como se entiende en occidente, en su beneficio político, a la hora de imponer el poder blando (“soft power”). En ese contexto, tiene sentido la “puesta en escena” -en palabras de Beijing- del boicot a los Juegos Olímpicos de Invierno.

No obstante, no se puede hablar de “nueva Guerra Fría” por distintas cuestiones. Por un lado, el intercambio comercial entre China y los EEUU es tan grande, que ninguno de los dos países podría desligarse del otro. China, además, es el mayor tenedor de bonos de deuda de los Estados Unidos. Los demócratas han decidido agregarle nuevos ribetes al enfrentamiento: ya no se trata solo de una guerra comercial, como lo fue durante la Administración Trump, sino que, ahora se plantea como la dicotomía entre democracia y autocracia.

Para Biden, el rol “natural” de los EEUU es el de liderar al mundo libre y al hemisferio occidental. Esto no encaja demasiado con la visión de Beijing, que plantea un mundo más equilibrado, sin líderes naturales. A pesar de cierta distensión entre Biden y Xi, los enfrentamientos continuarán en cada vez más ámbitos. Aunque, por lo pronto, solo se trate de poco más que parodias de una Guerra Fría.

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