Desamor gitano

El ojo de Horus

Desamor gitano

Llamamos cultura al conjunto de costumbres, tradiciones, reglas y modos de vida que identifican a las diferentes comunidades, que desde tiempos ancestrales modelan y construyen identidades muy diferentes. Por eso, desde nuestro lugar nos sorprendemos al ver conductas simbólicas tan curiosas y hasta risueñas con rituales llamativos. Por supuesto, la predisposición es sentirnos cómodos con lo propio, y raros con lo ajeno.

En nuestro país viven actualmente poco más de 300.000 gitanos, mayormente conocidos en Córdoba como los Traico. Tienen fama de ser excelentes negociantes con la compraventa de autos, joyas y todo lo que se presente para conseguir una ganancia. Casi como una postal de otros tiempos, muchas húngaras con largos vestidos y sus cabellos atados con coloridos pañuelos, siguen ofreciendo el servicio de anticipar el futuro leyendo las manos de quienes pagan por ello. Pero más allá de estas y otras costumbres, en la cultura gitana el hombre predomina sobre la mujer y el machismo se impone, al igual que en otras culturas, incluso la nuestra. De hecho, las mujeres se compran y se venden, y la rigidez arcaica de padres y jefes que arman la descendencia recién ahora empiezan a aflojarse un poco, con los jóvenes incorporados a la tecnología que les permite nuevas formas de comunicación y conocimiento.

Por eso, fue noticia en la fiscalía de Violencia Familiar Dos a cargo de Gerardo Reyes, la detención en septiembre pasado de Enrique Traico, denunciado por su mujer y pareja desde hace 35 años, y cansada de los malos tratos físicos y emocionales. Al menos en Tribunales, es la primera vez que una mujer de esta comunidad se atreve a denunciar a «su jefe», padre de sus dos hijos mayores, y además seguir viviendo en el lugar de siempre.

Los cultores de las viejas novelas televisivas, posiblemente recuerden Amor Gitano (de 1982) protagonizada por los jovencísimos Arnaldo André y Luisa Kuliok (Renzo y Dolores). Tan sólo para evocar aquel título, podríamos decir que lo ocurrido con el insoportable machismo de Traico, ha provocado un inédito desamor gitano.

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