Daño genético… ¡sin dudas!
Muy a cuentagotas, la Justicia resuelve alguno de los muchos planteos contra los agrotóxicos en muchas provincias, por fumigaciones ilegales y abusivas y con graves consecuencias para la salud de la población. Recordemos que fue en Córdoba, cuando allá por el año 2012, y en la Cámara Primera del Crimen, se juzgó y condenó a un productor y a un aeroaplicador (Parra y Pancello), por las recordadas fumigaciones en campos cercanos a barrio Ituzaingó Anexo, en el sudeste de nuestra ciudad. La figura legal impulsada en aquel momento por el ex fiscal Carlos Matheu fue la de contaminación ambiental dolosa. Y justamente en aquel juicio, en el que se escucharon testimonios muy valiosos de científicos e investigadores, ya había quedado clara la relación entre el glisfosato y otros plaguicidas y fungicidas, y diferentes enfermedades, desde simples irritaciones hasta terminales, así como también la posibilidad de producir alteraciones genéticas. El estrépito social que había generado aquel proceso, empujó al gobierno provincial a “ensayar” la creación de una fiscalía especializada en problemas ambientales, así como otras se ocupan de la violencia familiar o del narcomenudeo. Sin embargo, lo que era un hecho, se “desinfló” por razones desconocidas y todo quedó en la nada.
Hace algunas semanas, la Corte Suprema de Santa Fe confirmó una condena a empresas y a la comuna de Piamonte (sudoeste de la provincia vecina), tras una denuncia presentada por la familia de una niña de 9 años que estaba sana pero que actualmente sufre broncoespasmos y serios problemas respiratorios. Los estudios médicos periciales confirmaron además que esta nena estaba sana y que fueron los agrotóxicos arrojados en un campo cercano, los causantes de su patología. Pero además se constataron daños genéticos que la podrían predisponer a la aparición de neoplasias durante la adultez. El Alto Tribunal citó como respaldo jurídico una serie de trabajos científicos que claramente confirman una relación directa entre los plaguicidas y enfermedades como cáncer, abortos, malformaciones y problemas respiratorios y de piel, entre otros. El fallo judicial también establece que en Santa Fe no se puede fumigar nada a menos de 1000 metros de ningún pueblo o ciudad. Es probable que ahora, las partes desfavorecidas apelen ante la Corte Suprema de Justicia. Mientras tanto, y al menos para estos tribunales, no hay dudas sobre los perjuicios de las fumigaciones descontroladas. Para los humanos (y posiblemente para los animales también), pueden producir daño genético ¡sin dudas!
De mendigos a príncipes
Y de repente en los últimos años irrumpieron las Estafas Piramidales y entonces no dejamos de asombrarnos ante tantos casos que se descubren. Además de las resonantes condenas, y de los juicios por venir, a Leonardo Cositorto de Generación Zoe y al catamarqueño Edgar Bacchiani de Adhemar, otro juicio importante ha concluido, pero en la órbita de la Justicia Federal, en el TOF 3. En este caso y además de la presunta asociación ilícita y de las estafas, se incluyó el delito de trata de personas con fines laborales, algo que finalmente no se pudo probar. Los ocho imputados estaban vinculados a una “academia financiera” llamada L360 y relacionada con IM Mastery Academy, conocida también como una “criptosecta”, con sede en Estados Unidos y con problemas legales en varios países.
El fiscal Maximiliano Hairabedian resolvió pedir condenas de 3 años de prisión condicional, tras acordar con los imputados Renato Rivarola Oblitas, Lautaro y Brian Manrique, Andrea Bedoya, Gustavo Zamora, María Gómez, Pamela González y Haidar Abou, una reparación económica completa a las víctimas, y que esta “empresa” deje de funcionar definitivamente en Argentina. Según la investigación, estas estafas estaban “enmascaradas” en el ofrecimiento de ganar dólares usando solamente el celular y consiguiendo piramidalmente más suscriptores que tenían que pagar una inscripción de US$ 150. De hecho, los contactos eran establecidos por muchos jóvenes “vulnerables y que provenían de diferentes lugares del país, incluso zonas rurales”, alojados en departamentos de barrio Cofico de nuestra ciudad y que trabajaban a tiempo completo como si estuvieran en un call center. Se organizaban zooms y se publicaban videos como señuelos para tentar a potenciales víctimas, con preguntas simples, como por ejemplo: “Hola… ¿Cómo estás?, ¿Puedo hacerte una pregunta?, ¿Generás alguna ganancia con tus redes sociales? Por supuesto, todo era un engaño para que paguen la suscripción o vengan a trabajar a Córdoba. Una vez aquí, les daban charlas “motivacionales” en las que les decían: “Esto es una secta para volverse millonarios… ser pobres es una elección… tienen que cuidarse de los distractores y de los detractores”. Para mantener el engaño, no sólo los arengaban sino que les mostraban un video llamado “Historias de Éxitos”. En resumen, otra picardía más con la vieja modalidad del “Cuento del Tío” y en el que el pensamiento mágico convierte en víctimas a un montón de crédulos que se ilusionan con un batacazo rápido y fácil para dejar de ser mendigos… y convertirse en relucientes príncipes.