Toma y daca

El ojo de Horus

Toma y daca

El Poder Judicial que imaginaron los constituyentes de 1853 pocas veces se plasmó en la realidad. Sólo por considerar los últimos cien años, recordamos a los cortesanos que avalaron el golpe de Estado de 1930 al presidente Yrigoyen, y tantos otros jueces que apañaron los golpes posteriores, incluso con complicidades muy activas durante la última dictadura cívico militar. Ya en la Nueva Democracia, hubo cortesanos que signaron conformaciones espurias como la recordada Corte de Nazareno, o la de los últimos años que convalidó persecuciones, encarcelamientos y aberraciones jurídicas inadmisibles en un Estado de Derecho; y con cuatro jueces muy ocupados en defender los intereses de clase, del denominado Círculo Rojo y los propios, como lo lleva adelante el actual presidente Horacio Rosatti, a quien muchos le adjudican conductas propias de Maquiavelo, hábil manipulador con aspiraciones insaciables, incluso, de convertirse en Presidente de la Nación.

Por estos días se ha planteado una discusión parlamentaria, tras el pedido de juicio político impulsado por el presidente Alberto Fernández y un grupo de gobernadores. Ocurre que en las últimas semanas hemos conocido a un personaje llamado Silvio Robles, quien sería el ‘Sancho Panza’ de Rosatti, y que aparentemente sería un hábil tejedor a cuenta y orden de su jefe, que asiduamente se mensajea con interlocutores empresariales y políticos para darles informaciones e indicaciones. El hasta ahora desconocido «chat» Robles es periodista y trabajó en bancos, mucho tiempo en el correo de Macri, y también como vocero en los ministerios de Felisa Miceli y Ricardo Jaime. En la propia Corte, comentan que alguna vez pensaron que era un «servicio», algo que nunca fue probado.

Sobre Rosatti, hay versiones para todos los gustos, incluso dentro del mismo Consejo de la Magistratura que preside. Por ejemplo, se dice que apoyó al consejero Leopoldo Lugones aprobando su reelección, contradiciendo la jurisprudencia existente y posiblemente a cambio de algún favor del magistrado. Semejante conducta sería un claro motivo para un juicio político y de destitución.

Lo cierto es que los argentinos festejaremos este año el aniversario 40 de nuestra Democracia recuperada, y resulta muy penoso que los máximos responsables del Poder Judicial, y sobre todo su actual Presidente, hayan elegido despreciar la Constitución y las leyes, para jugar al toma y daca.

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