Por Francesca Bottaro
El día que Virginia y Gian hicieron la primera destilación a gran escala de su propio gin, llovía.
Era 10 de diciembre del año 2018, no era temporada de lluvias, sin embargo, ese día de primavera en la capital cordobesa, llovía.
Llovía y Virginia sonreía porque en sus orígenes árabes el agua es señal de buen augurio. Era el comienzo de las pruebas y se largó con todo. Tuvimos que parar, frenar la destilación, porque estaba todo el quincho lleno de agua, todo mojado”, relata Virginia mirando al vacío y sus ojos podrían convertirse en agua si quisieran transmitir la emoción de esos recuerdos.
Virginia Sahade, 34 años, y Gian Della Vedova, 37. Ella cordobesa de pura cepa, él santafesino de nacimiento y cordobés por elección. Ambos trabajaron en una empresa de cemento en Córdoba.
Ella estuvo en el área de finanzas y en la comercial, él en el área de calidad. Se conocieron en una fiesta, hablaron mucho y bailaron poco. Tres días después él la agrega a Facebook. Ella lo acepta un mes más tarde. ¿Usas poco el face o no estabas segura de si aceptarme o no?”, decía el mensaje que Gian le había escrito a ella. Vir lo leyó un caluroso 8 de enero con la mitad de su cuerpo sumergido en el agua de la pileta de su amiga. Lo que sucedió después fue magia, como todo lo que ocurre en esta historia cuando aparece el agua.
Comenzar a navegar: de Córdoba al mundo
Para que Alquimista” sea lo que hoy es, fue necesario el delicado y exacto paladar de la pareja capaz de catar gin por la amplia Europa. Nos vamos a vivir a Europa con la empresa en la que trabajábamos”, relata Virginia, llegamos a Europa y ahí conocimos el gin porque estaba en pleno auge”, recuerda.
La pareja hizo turismo gastronómico, comprando toda botella de gin que se les cruzara por el camino para poner en lo que ellos llaman La ginoteca”: un mueble de nuestra casa que está lleno de gin de todos los lugares a donde fuimos. Como una vinoteca, pero en vez de vinos, tiene gin” explica Virginia a la vez que dibuja en el aire el tamaño y forma de ese mueble contenedor de bebidas.
Volviendo del viaje, y con recuerdos perfumados en gin, Gian le propone a Virginia abrir una destilería en Córdoba. Ella le dice que sí, pero con una condición: Yo hasta la China no paro”.
Si en esta parte de la vida de la pareja sonara una canción, de seguro se escucharía Darle la vuelta al mundo”, de Calle 13. Esa es nuestra canción porque amamos viajar”, confiesa Virginia sonriendo.
Bucear en las profundidades
Nuestra idea era hacer un gin cordobés con mirada internacional. De Córdoba al mundo. Alquimista tiene un perfil europeo y quisimos incorporar hierbas autóctonas de Córdoba y no nos terminó de cerrar ninguna”, explica Virginia. Estuvimos diez meses diseñando la fórmula, creo que probamos absolutamente todas las hierbas de Córdoba, para poder poner una por lo menos, pero no nos terminaba de dar como resultado lo que nosotros buscábamos” agrega.
Luego de buscar y buscar, se dieron cuenta que el ingrediente secreto no era tan secreto, pero sí era esencial: el agua.
En Córdoba encontramos la mejor agua para destilar. Nuestro gin tiene un 60% de agua, es uno de los ingredientes claves”, explica Virginia.
Gian, el ingeniero químico de la pareja, fue el encargado de la exactitud de la receta. Con la paciencia que tanto lo caracteriza logró, luego de mucha prueba y error, encontrar el destilado que tanto estaban buscando.
Primero empezamos las pruebas en un destilador de vidrio chiquito, que tengo acá en casa. Hacíamos menos de un cuarto de litro de gin por vez. Y fuimos descubriendo qué sabores íbamos queriendo” recuerda el ingeniero.
Cuando más o menos encontramos el perfil, nos mudamos a un destilador grande de 50 litros, de cobre, y también empezamos a llenarlo de a un cuarto y fuimos probando de a una variable por vez. Primero una temperatura, probamos un botánico, después otro y así,” agrega.
Gian define al proceso como: divertido, fascinante y de mucho aprendizaje. Fue aprender un montón en el camino, fueron diez meses que pasaban cosas raras y había que pensar qué era lo que estaba pasando, corregir, recalcular, volver a empezar”, recuerda.
Luego de varios meses, la fórmula Alquimista, tan deseada y buscada, apareció: Un día nos pasó que tuvimos que cambiar tres cosas de golpe: el agua, bajar el enebro y agregar cardamomo.
Mágicamente todo se unió y salió eso que estábamos buscando, que es la fórmula que tenemos hasta hoy en día”, cuenta Gian y sus labios hasta ahora rectos se convierten en un vector de sonrisas.
Empaparse de identidad
Tenían la idea. Luego vinieron diez meses donde Gian durmió poco y creó mucho. Diez meses de mezcla alquímica para llegar a los resultados del gin que ambos anhelaban. Durante esos diez meses también pensaron el nombre.
En un principio pensaron ponerle Ying y Yang”, utilizando el nombre de él como disparador lúdico. Pero esa idea decayó cuando se dieron cuenta que solamente las personas que conocieran el nombre de Gian iban a entender el chiste escondido entre ese juego de palabras.
El nombre Alquimista” nace en verano del 2018. La pareja se encontraba en una pileta. Estábamos tomando justamente un Collins” explica Virginia con entusiasmo, a la vez que señala el trago que está tomando en ese momento, y Gian me mira y me dice: ‘Alquimista’. A lo que yo respondo, con mucha felicidad, ‘¡si! como el libro El Alquimista’. ‘No, me dice él, solamente Alquimista’.
Virginia se queda en silencio, recordando ese momento de elixir. Sonríe como sonríe cualquier persona cuando recuerda el nacimiento de algo muy preciado. Vuelve: Y me gustó. Me encantó ese nombre y le fuimos encontrando cada vez más sentido. Los alquimistas eran personas que mezclaban la magia, la alquimia, la astrología, la ciencia, los viajes, el arte. Creaban cosas, elementos. Y viajaban mucho. Cada vez iba teniendo más sentido el nombre” relata.
Sumergirse en mares profundos
Alquimista es una alquimia de sabores que viajó desde Europa, encontró el elemento esencial en Córdoba y embotelló su magia en pequeños recipientes de 500 ml color caramelo. Fuimos muy cuestionados por nuestra botella. Imaginate que hasta ese momento todas las botellas de gin eran color transparente, de 750 ml o un litro. Y nosotros venimos con una de color caramelo y de 500 ml”, Virginia se ríe a la vez que muerde sus labios al recordar ese momento.
La paciencia tan característica de Gian, permitió que dure cuatro meses la búsqueda de esa botella que hace las veces de boticario antiguo de farmacéutico. Y el tapón, otros dos meses. Fue muy cuestionada pero también fue mágico, porque mucha gente se veía atraída por el producto y es un poco lo que también hacemos: cosas que para el resto no tiene sentido, pero para nosotros sí. La botella tiene que ver con el nombre, con los elementos que utilizaban los alquimistas, con la época. Para los demás quizás no haga sentido, pero si yo te cuento la historia, como lo estoy haciendo ahora, tiene todo el sentido”, explica Virginia.
Si uno gira la botella color caramelo se encontraría con lo siguiente: Y se desató una extraña tormenta, el laboratorio se ahogaba en ríos que brotaban de las ventanas de ese sótano lúgubre y yo solo podía pensar en salvar mi descubrimiento. Mi más preciado tesoro todavía bullía en el caldero pero ningún esfuerzo fue suficiente… la piedra filosofal se había perdido. Días después, al retomar mi labor, enorme fue mi sorpresa al encontrar el caldero repleto de este elixir de la vida».
Ya pasaron dos años desde que Alquimista salió al mundo. El primer gin de restaurante, totalmente Cordobés.
Prontamente sale un nuevo proyecto que Alquimista viene trabajando: Bitácora Alquimista, un mapa virtual e interactivo de la provincia de Córdoba, donde se encuentran diferentes restaurantes, los cuales uno puede visitar y vivir la experiencia Alquimista.
Te sentas, te traen un gin, comes lo que el restaurante te presente y cerras con otro gin o cóctel. La idea es que Alquimista abra y cierre. Lo que suceda en el medio es magia y propuesta de cada restaurante”, explica Virginia.
Un proyecto pensado para promover el turismo en Córdoba. Por ahora son diez restaurantes y piensan seguir agregando más. Todos los restaurantes que están dentro de la bitácora son lugares a los cuales Gian y yo fuimos previamente y recomendamos”, explica Virginia.
Nosotros buscamos promover la cultura del disfrute y desde el disfrute desarrollamos distintas iniciativas y entre esas está la Bitácora, que señala distintos puntos y cada uno de esos puntos son restaurantes con los cuales trabajamos y en los cuales nos movemos e impulsamos que la gente vaya, visite y viva una experiencia alquimista”, finaliza Virginia.
Paralelamente están ampliando su destilería en Campo de Flores, un lugar a las afueras de Córdoba donde tienen pensado seguir con la producción de gin, a la misma vez que funcionar como espacio donde la gente pueda recorrer y visitar el alquímico mundo. Pero esa es otra historia, ya la contaremos.