«Ochenta/Veinte»: 16 miradas femeninas en el corazón de Nueva Córdoba

Judith Le Roux, curadora de la muestra, reflexionó sobre el poder de las imágenes, el rol de las mujeres en el arte y la curaduría desde lo narrativo.

"Ochenta/Veinte": 16 miradas femeninas en el corazón de Nueva Córdoba

Bajo el cielo cordobés, en el corazón de Nueva Córdoba se expone una muestra que invita no solo a mirar, sino a detenerse, pensar y reflexionar. Cuerpos, gestos, heridas e historias caracterizan la exposición, que reúne las obras de 16 fotógrafas cordobesas. La muestra “Ochenta/Veinte” que forma parte del ciclo “Vamos Mujer”, un espacio cultural que busca visibilizar el arte desde la perspectiva de género, se inauguró en el Paseo del Buen Pastor el pasado 17 de marzo -en el marco del mes de la mujer- y estará disponible hasta el 11 de mayo.

Judith Le Roux, artista visual, fotógrafa y curadora, es la mente detrás de la narrativa curatorial de la muestra. La propuesta nace de una invitación de Nicolás Talone, impulsor de la sección Revelad@s de la revista Tierra Media. A partir de esta propuesta, y en diálogo con Talone, se trazaron los primeros hilos de un entramado visual que hoy ocupa uno de los espacios más transitados de la ciudad.

En una entrevista a este medio, Judith reveló que la muestra se inspira en el principio de Pareto, una fórmula que postula que el 80% de las consecuencias provienen del 20% de las causas. Pero aquí, esa relación se invierte, y se vuelve metáfora: “La idea acá era que ese principio en la revista se representara al revés de lo que era en la realidad, el ejercicio de la práctica artística en las fotógrafas mujeres”, explica la curadora. Mientras que en muchos espacios del arte las mujeres ocupan apenas un 20%, en Revelad@s las cifras se invierten, como una suerte de justicia simbólica y editorial: “La revista, por ejemplo, tiene más publicaciones de obras de artistas mujeres que de hombres hasta ahora”.

Ayelén Koopmann, Carla Valenzuela, Candelaria Luján, Constanza Ruibal, Dulce Delía, Estefi Brussa, Gretel Martínez, Judith Le Roux, Julia Romano, Mai Salcedo, Mariana Richardet, Natalia Mónaco, Natalia Roca, Noelia Vidal, Pati Caro y Vanesa Maigua son las fotógrafas que forman parte de “Ochenta/Veinte”, compuesta por una selección precisa: cada artista aportó entre tres y cuatro obras.

Algunas ya han sido publicadas en la revista; otras, como Julia Romano, Mariana Richardet y Constanza Ruibal, fueron propuestas directamente por Le Roux. “Me interesaba que estuvieran por las temáticas vinculadas a género, violencia de género, cuestiones que tienen que ver con la vestimenta, entre otras muy interesantes”, aseguró. En este tipo de elecciones resuena no solo el ojo de la curadora, sino su compromiso con una mirada crítica y contemporánea sobre el lugar de las mujeres en el arte y en la sociedad.

Desde piezas que abordan la maternidad hasta otras que exploran la identidad, los vínculos familiares, los rituales de vestimenta o las heridas silenciosas de la violencia, la muestra construye un mosaico de relatos íntimos y colectivos. “Lo que une a las artistas son temáticas que atraviesan a las mujeres y que son discursos muy propios del arte contemporáneo”, afirma Judith.

Un espacio con historia y presente

La elección del Paseo del Buen Pastor no es un escenario casual. Fue, en su origen, un lugar que albergó a mujeres en contextos de reclusión, y hoy se resignifica como un sitio de visibilidad y libertad creativa. Para Judith, esta elección no es menor: “Lo interesante del Buen Pastor es que es un espacio de tránsito, que también llega a un público que a lo mejor no tiene la intención de acercarse a un museo o una galería de arte, de repente se encuentra con estas obras”. Ese cruce, a veces inesperado, entre el espectador y la obra es lo que potencia la muestra. “Las imágenes tienen una lectura y un mensaje que queda de otra manera, que opera incluso desde el inconsciente”, sostiene.

El espacio también implicó decisiones técnicas, como el uso de materiales resistentes a la intemperie y pensados para la calle. “Le propuse a Nico usar el mismo papel que usamos en una muestra anterior porque es apto para exteriores, con protección UV, portátil y resistente”, detalla Le Roux, quien acumula experiencia en curadurías desde 2012, muchas de ellas con perspectiva de género y en contextos internacionales, como la muestra “Sopa, Libertad y Gibré” en el Museo de la Mujer.

Curar como escribir un libro

Judith piensa las muestras como relatos. Como libros, más precisamente. “Lo armé como si fueran capítulos. Me gusta que dialoguen entre sí en cada capítulo, que se note que es parte de la misma trama”, explica. Esa mirada no es solo estética, sino conceptual: busca que las obras se complementen y construyan sentido.

Formada en fotografía y diseño gráfico, Le Roux encuentra en esa doble formación una clave para su manera de curar. “El diseño me ayuda a pensar la diagramación de las cosas y a conectar eso”, dice. Una formación que no es solo formal sino también es política, emocional y simbólica.

Judith, primero artista, después curadora

Aunque su nombre hoy resuene sobre todo como curadora, Le Roux se define sin dudar: “Yo me siento artista”. Según aclaró, la curaduría vino después, casi como una extensión de su práctica creativa: “Me empezó a interesar porque yo curaba mi propia obra. Siempre me interesó cómo coexisten imágenes distintas en un espacio”.

Su trabajo como artista se nutre de una mirada crítica sobre los estereotipos de belleza, los mandatos culturales y la representación femenina. Desde intervenciones en maniquíes hasta fotomontajes con vestidos de novia o retratos tapados por ropa, Judith busca capas de significación, narrativas cruzadas y símbolos que interpelen al espectador. “No me gusta lo evidente. Me gustan las capas de significación. Que vos vayas descubriendo la obra”, señala.

Esa búsqueda la llevó a crear obras que luego incluyeron al público como Dresscode, que tuvo su hashtag “Dresscode en casa” nacida durante la pandemia, a partir de imágenes enviadas por personas desde sus casas y que luego se convirtieron en un libro seleccionado por el Centro de Fotografía de Montevideo. “Me interesa la moda como sociología, no como tendencia. Indagar qué nos ponemos, por qué lo hacemos y qué comunicamos con eso”, destacó.

“Ochenta/Veinte” no es solo una muestra. Es un testimonio. Una forma de decir: estamos acá, estas son nuestras voces, nuestras imágenes, nuestras heridas y nuestras preguntas. “Hay temas que se construyen en imágenes, en tiempos determinados. Que no se hacían 30 años atrás”, reflexiona Le Roux. Y esas imágenes, muchas veces, logran decir lo que las palabras no pueden. Por eso, esta muestra se convierte en algo más que una exposición: en un acto político, íntimo y necesario.

Hasta el 11 de mayo, el Paseo del Buen Pastor se convierte en aula pública y en espejo social. Las obras de estas 16 mujeres dialogan con quienes se detienen a mirar. Y también con quienes solo pasan. Porque, como dice Judith: “Las imágenes tienen un mensaje. Y ese mensaje, a veces, se queda, aunque no lo sepamos”.

 


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