Los argentinos volverán a copar las playas de Brasil durante el verano 2026, impulsados por una combinación de ventaja cambiaria, conectividad y precios competitivos.
Las proyecciones oficiales y privadas anticipan una nueva temporada récord, con Argentina consolidada como el principal país emisor de turistas hacia el gigante sudamericano.
Entre enero y noviembre, Brasil recibió alrededor de 9 millones de visitantes internacionales, lo que representó un incremento del 34% respecto del año pasado. De ese total, 3,1 millones fueron argentinos, es decir, cerca de un tercio del flujo turístico, una cifra que ya permite al país vecino alcanzar la meta de visitantes que se había fijado para 2027.
El fenómeno tiene un impacto directo en la economía brasileña: el crecimiento del turismo permitió la creación de 1,5 millones de empleos formales y un saldo positivo de 90.000 nuevos puestos de trabajo.
Además, en los primeros 11 meses del año, el sector turístico aportó unos US$ 7.170 millones en divisas, aunque el aumento del ingreso de dólares fue menor al del número de visitantes, con una suba interanual del 8,5%.
Entre las claves del boom se destaca el tipo de cambio, que favorece a los argentinos tanto para quienes viajan con dólares como para los que pagan en pesos. Esa ventaja permite extender la estadía y acceder a servicios gastronómicos, hoteleros y recreativos a valores más bajos que en temporadas anteriores.
Detrás de Argentina, Chile se ubicó como el segundo país emisor, con 721.497 turistas y un crecimiento del 24%, seguido por Estados Unidos, con 677.888 arribos. Más atrás aparecen Uruguay, con 487.514 visitantes, y Paraguay, con 454.327 ingresos.
Con estos números, el verano que comienza promete volver a teñir de acento argentino las playas de Río de Janeiro, Florianópolis y el nordeste brasileño, confirmando una tendencia que ya se consolida como uno de los fenómenos turísticos más fuertes de la región.
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