Construyó una ventana, los vecinos se quejaron, puso un maniquí que los miraba y terminaron en la Justicia

La ventana del conflicto permitía ver cuando los vecinos se duchaban o se cambiaban la ropa

Construyó una ventana, los vecinos se quejaron, puso un maniquí que los miraba y terminaron en la Justicia

La noticia había saltado a los medios en 2020, cuando una pareja afirmó que su vecino había instalado un maniquí en la ventana enfrente de su casa para verlos desnudarse en su mansión del Reino Unido. Entonces, los damnificados iniciaron un litigio legal el derecho a su privacidad. Ahora, el Tribunal Superior de Inglaterra dio a conocer su fallo tras dos años.

Todo comenzó cuando la diseñadora de vestuario de televisión Rosie Taylor-Davies y su esposo Christopher dijeron que se vieron obligados a vivir con las cortinas cerradas después de que Simon Cook, su vecino, construyera una ventana que daba al dormitorio de su casa en Richmond Park, en Londres. Tras una discusión por la construcción de la abertura -ellos consideraban que no estaba permitida- Cook colocó un maniquí rubio en ella.

En febrero de 2020, el consejo urbanístico local del distrito londinense de Wandsworth, otorgó permiso de construcción a Cook para realizar reformas en su casa y estableció las condiciones de que esa buhardilla debería tener un vidrio oscurecido y no abrirse.

El trabajo fue extensión del techo con ventanas en ambos lados. Eso molestó los Taylor-Davies, que se opusieron al proyecto por considerar que consistía en una «invasión de su privacidad».

Las casas están en una pendiente, lo que significa que la ventana ofrece una vista directa al interior de la casa de Taylor-Davies, incluida su ducha de paredes transparentes. La nueva ventana construida por Cook es de las de tipo «Velux». «Da directamente a nuestra cama”, dijo Rosie Taylor.

Sin embargo, los funcionarios de planificación del consejo afirmaron que la abertura miraba «al cielo» y tendría menos impacto en los vecinos.

Entonces, la pareja decidió que llevaría el caso a la Justicia, argumentando que el hecho de que la ventana no tuviera vidrio esmerilado los obligaba a desvestirse detrás de una biblioteca, el único punto en su último piso donde no podían ser vistos desde la ventana de Cook.

En el litigio, el abogado de los Taylor-Davis, Stephen Whale, argumentó ante el Tribunal Superior que la ventana les había robado su privacidad.

Ahora, dos años después, el Tribunal falló afirmando que Cook no se tomaba «en serio» las preocupaciones de privacidad de sus vecinos, pero dictaminó que no había violado las reglas de planificación al instalar la ventana en ese lugar.

Sobre el maniquí en la ventana, el tribunal sostuvo que: «Sirve para dar la impresión, como presumiblemente pretende, de que hay una persona en la ventana que da a su propiedad e invade su privacidad. Sólo aumenta la angustia. La vista de su propiedad y la invasión de su privacidad como resultado de la ventana Velux es muy angustiosa para ellos. No hay una buena razón para que la ventana Velux tenga vidrio transparente o se pueda abrir, ya que hay otra ventana muy cerca en la pared opuesta».

En otra parte de su sentencia, el Tribunal Superior afirmó: «El señor Cook instala periódicamente un maniquí en la claraboya que da la impresión de que hay una persona en la ventana mirando. Esto me sugiere que no se está tomando en serio las preocupaciones de los demandantes».

Sin embargo, por ese motivo, y más allá de que legalmente Cook estaba en regla, la Justicia le solicitó que se dignara a ponerle un protector oscuro o polarizado a su nueva ventana.

Tras el fallo, Taylor y Davies, de 62 y 59 años, contaron que Cook ya había sacado el maniquí, aunque no aseguraron que, ante la menor disputa o simplemente para molestarlos, el muñeco reapareciera de un momento a otro, dando a entender que el problema, si bien se ha resuelto en lo formal, podría tener nuevos capítulos en el futuro.

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