Mercados financieros luego de las elecciones de Estados Unidos ¿Cómo nos posicionamos para comenzar 2021?
Pasaron dos semanas de uno de los acontecimientos más importantes del 2020, evento que configura un nuevo panorama global para los próximos años. Las elecciones de Estados Unidos posicionan a Biden como próximo presidente y a un Congreso que se mantendría divido con mayor presencia del partido republicano en el Senado, resultado que junto a los anuncios del desarrollo de la vacuna contra el coronavirus, fue tomado positivamente por los mercados globales, y concretamente, para el mundo emergente. En este informe semanal comentamos las principales implicancias de estos eventos y repasamos cuáles son las perspectivas de mercado de cara al 2021.
Elecciones Estados Unidos
Las elecciones de Estados Unidos arrojan como ganador al candidato demócrata aunque aún los resultados no son definitivos. Técnicamente, el próximo 14 de diciembre el Colegio Electoral emitiría los votos para presidente y el 6 de enero, en sesión del Congreso, se declararía el ganador de las elecciones que asumiría su cargo presidencial el 20 de enero siguiente. A una elección altamente disputada en un contexto de pandemia, se le suma el drama político que está llevando adelante Trump mientras apela los resultados en algunos estados, aspecto que explica que aún permanezca cierto grado de incertidumbre y volatilidad.
Ambos candidatos arrancaron su proceso electoral con posturas bastante polarizadas en algunos aspectos, por lo que el resultado obviamente no sería trivial para los mercados. Las preocupaciones más importantes con Biden como presidente venían de la mano de un aumento de tasas impositivas o de la imposición de regulaciones a empresas tecnológicas y servicios financieros que irían en contra de las políticas favorables al mercado impulsadas por Trump.
Por otro lado, se ponderaba un clima de mayor inestabilidad en las relaciones comerciales y discrecionalidad en el manejo de la política si el actual mandatario podía renovar por un periodo más su puesto presidencial. Cualquier resultado implicaba claros ganadores y perdedores para el mercado: con un triunfo de Biden podríamos esperar un impulso a industrias relacionadas energías renovables (en detrimento del petróleo y gas) y la industria y manufactura. Por el contrario, si Trump lograba posicionarse como ganador, los sectores más beneficiados de políticas favorables a empresas y un régimen fiscal bajo serían el tecnológico y financiero.
La potencial estructura política que arrojan los resultados, sin embargo, termina siendo la más favorable para el mercado y los índices accionarios reaccionaron positivamente a la noticia. Con Biden como próximo presidente y un Congreso dividido (con la Cámara de Representantes con mayoría demócrata y el Senado con dominancia republicana) se configura un escenario equilibrado entre fuerzas políticas contrarias, donde se moderan los extremos y se genera mayor estabilidad. Esta nueva organización implicaría que los intentos para subir impuestos o volver atrás con las desregulaciones impulsadas previamente se verían bloqueados por el Congreso, y el estímulo fiscal que necesita la economía norteamericana frente a una segunda ola de coronavirus sería importante. En la misma línea, la rivalidad con China se mantendría pero las negociaciones rotarían hacia una vía menos unilateral y más diplomática.
¿Cómo reaccionaron los mercados?
Con este enfoque más gradual para los cambios de política, los mercados se comportaron favorablemente; tanto Estados Unidos como los mercados del resto del mundo se beneficiarían potencialmente de relaciones comerciales más estables y mejores perspectivas de crecimiento de cara a 2021. Los mercados emergentes, en concreto, pueden verse impulsados por un enfoque más multilateral de la política externa y de una reducción de la incertidumbre a nivel global que aumente el apetito por el riesgo.
Tanto es así que el índice de MSCI que reúne todos los mercados del mundo alcanzó un nuevo máximo histórico a mediados de noviembre, tal como se ilustra en el siguiente gráfico, luego de enfrentar una de las caídas más fuertes y rápidas a comienzos de 2020. Este reciente desempeño no solo se corresponde con el resultado de las elecciones sino también con los avances en el desarrollo de una vacuna para el coronavirus que, según los anuncios recientes, alcanzaron un nivel de eficacia superior al 90%, como los casos de Pfizer, Moderna y recientemente la de Oxford, lo cual mejora las perspectivas de recuperación económica hacia adelante.
Poniendo en perspectiva el desempeño del mercado a lo largo de este año es fácil encontrar qué sectores fueron los grandes ganadores y perdedores en este contexto: los sectores de tecnología, consumo discrecional y servicio al consumidor, por su parte, presentaron importantes retornos a lo largo del año mientras que el sector financiero y energía se llevaron la peor parte de la pandemia. Lo interesante es que, luego de se dieran a conocer los resultados preliminares de las elecciones que habilitaría un cambio de rumbo político en Estados Unidos y se anuncien importantes avances con las vacunas mejorando las expectativas de crecimiento para el año próximo, los activos mostraron una rotación importante. En el gráfico siguiente (extraído de un informe de John Authers), se observa que los sectores más afectados durante el año son los tuvieron precisamente mejor performance durante el mes de noviembre. Con esta nueva configuración podemos encontrar un mercado cambiando desde las acciones de crecimiento hacia las acciones de valor o cíclicas, que dado el gran castigo que recibieron en 2020, tienen un amplio margen de mejora una vez sorteadas las consecuencias de la pandemia.
Oportunidad sobre emergentes: una mirada sobre China
Al mismo tiempo, este nuevo contexto habilita que los mercados accionarios no estadounidenses que habían quedado rezagados en los últimos años se pongan al día de la mano de relaciones globales más estables y favorecidos por un dólar más débil. El mayor potencial de crecimiento de cara a 2021 en conjunto con tasas de interés más bajas, un paquete importante de estímulo fiscal pensado para comienzos del próximo año, relaciones comerciales más estables (que reducirían la incertidumbre y volatilidad global) y el desarrollo de una vacuna efectiva y de fácil distribución a lo largo del mundo configuran un contexto global más favorable para mercados de riesgo y, sobre todo, para los mercados emergentes que, en términos fundamentales, también se encuentran circunstancialmente baratos con respecto a las economías desarrolladas.
Además de Brasil, que es nuestro preferido entre los mercados emergentes por las reformas que están encarando y los sólidos argumentos que sustentan la inversión en este país, creemos que es momento de empezar a mirar Asia y, particularmente, China. Quizás pasó inadvertido para algunos, pero el gigante asiático ha logrado recuperarse rápidamente del impacto del coronavirus dándose la recuperación económica en V tan estudiada a comienzos de la pandemia. Además de ser la única gran economía mundial que crecerá en 2020, fue el mercado con mejor desempeño, incluso superando a Estados Unidos, a lo largo del año en curso.
Haciendo foco en este país, vemos que se avecinan cambios de forma acelerada en su estructura económica que delinearán la evolución futura de China de cara a los próximos años. El impacto del coronavirus dejó en evidencia los límites de un modelo volcado fuertemente a su comercio exterior dado que sus principales socios comerciales enfrentaron la peor cara de la pandemia. Con una nueva estrategia, China expandiría tales límites buscando crecer sobre la base de su mercado interno apelando al consumo de su clase media, fuerza que se encuentra en constante expansión, alentado por el impulso que está dando la Nueva China” al segmento de innovación y tecnología y por la mejora en el ingreso de sus habitantes.
Inversiones de cara 2021: ¿cómo estar posicionado para capturar las ventajas de este nuevo escenario global?
El sentimiento de mercado parece haber mejorado luego de las elecciones pero el nivel de incertidumbre y volatilidad permanece aún elevado, explicado principalmente por las tensiones frente al resultado oficial de las elecciones en Estados Unidos y por las expectativas enfrentadas entre el desarrollo y la rápida distribución de una vacuna para el coronavirus contra la posibilidad de un segundo rebrote de la enfermedad (que parece ya estar en marcha).
Pese a ello, cuando pensamos en ideas de inversión concretas de cara al 2021 nos encontramos positivos en las acciones; si bien creemos que este contexto habilita una ampliación en todas las clases de activos de mercado nos inclinamos hacia los sectores más cíclicos, tales como energéticos, financieros e industriales, que fueron los más afectados en 2020. En esta línea también puede haber potencial en áreas no tradicionales, como son la infraestructura, las energías limpias, el sector inmobiliario norteamericano, la tecnología y los desarrollos de inteligencia artificial y 5G; sectores que, dado el nuevo contexto, deberíamos mirar de cerca en los próximos años.
De la misma manera, las perspectivas son favorables para el mercado no estadounidenses con un foco especial puesto en los mercados asiáticos y fundamentalmente China, altamente beneficiada del cambio de tono en las relaciones comerciales con Estados Unido. Frente a un nuevo escenario para los emergentes, seguimos siendo positivos con Brasil que también se vería beneficiado en este contexto. En cuanto al segmento de renta fija vemos que en términos generales se encuentra relativamente cara; aún así, creemos que todavía hay buenas oportunidades en deuda emergente high yield siendo selectivos a la hora de escoger créditos.
Habiendo dicho eso, encontramos algunos fondos off shore como un excelente vehículo para estar posicionados de cara al año 2021 que se avecina. Entre ellos, destacamos los fondos Multi Asset (Ninety One) y Strategic Income (Neuberger Berman) para posturas más defensivas en el corto plazo, los fondos Wealthy Nations (New Capital) y Emerging Markets Corporate Debt Fund (Ninety One) como estrategia para una selección eficiente de activos, mientras que encontramos a los fondos Global Franchise y Asia Pacific Franchise (ambos de Ninety One) como una buena alternativa para captar la rentabilidad de los mercados accionarios de Estados Unidos y capturar las mejores perspectivas hacia los mercados emergentes.