BUENOS AIRES.- Mientras el servicio eléctrico se restablecía gradualmente ayer en Venezuela, tras un nuevo apagón que dejó en oscuras a casi todo el país – atribuido por el gobierno de Nicolás Maduro a un “ataque electromagnético”-, la oposición venezolana redoblaba ayer la ofensiva en el escenario internacional para abrir la puerta a una invasión militar que remueva al mandatario chavista. Por un lado, el Grupo de Lima pidió en Buenos Aires que la crisis venezolana pase a discutirse en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde reclamó que se trate el informe de Michele Bachelet, Alta Comisionada para los Derechos Humanos del organismo internacional que contabilizó casi 7.000 ejecuciones extrajudiciales en el último año y medio en Venezuela. Integrado por Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el órgano que discute las intervenciones militares en otros países.
Simultáneamente, el Parlamento venezolano dominado por la oposición aprobó la reincorporación del país al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un acuerdo internacional de mutua defensa que habilitaría al autoproclamado “presidente encargado” del país, Juan Guaidó, a pedir ayuda militar extranjera. Precisamente, al ser consultado sobre si el Grupo de Lima apoyaría una invasión militar en Venezuela, el canciller argentino Jorge Faurie remitió al TIAR, aunque evitó confirmar o negar la iniciativa: “Ya llegará la hora de discutir” esa opción, argumentó.
Según el texto del TIAR, si algún Estado miembro sufre una agresión puede pedirle a otros países firmantes que lo defiendan de manera conjunta. La reincorporación de Venezuela al acuerdo permitiría además una serie de acciones conjuntas entre los países firmantes, desde la ruptura de las relaciones diplomáticas a nuevas sanciones económicas, además de la mentada intervención militar en defensa del “gobierno interino”.