El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este martes un embargo sobre la importación de petróleo, gas natural y carbón rusos, en respuesta a la invasión de Ucrania por parte de Moscú y pese al rechazo de sus aliados de la Unión Europea (UE).
“Hoy anuncio que Estados Unidos apuntará a la principal arteria de la economía de Rusia. Vamos a prohibir todas las importaciones de petróleo, gas y energía rusas”, dijo Biden en la Casa Blanca.
“Eso significa que el petróleo ruso ya no será aceptado en puertos estadounidenses y que el pueblo estadounidense dará otro poderoso golpe a la maquinaria de guerra de Putin”, agregó Biden, en referencia al presidente ruso, Vladimir Putin.
Desde Londres, el Gobierno del Reino Unido anunció que cesará de importar petróleo y derivados petrolíferos rusos a fines de 2022.
“Esta transición dará al mercado, a las empresas y a las cadenas de suministro tiempo más que suficiente para sustituir las importaciones rusas, que representan el 8% de la demanda del Reino Unido”, tuiteó el ministro de Empresas y Enegía británico, Kwasi Kwarteng.
Los anuncios de Biden y del Gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, llegaron tras insistentes pedidos del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, de aplicar sanciones al sector de los hidrocarburos rusos, de donde provienen la mayor parte de las divisas de Rusia.
Estados Unidos y sus aliados han impuesto duras sanciones económicas a Rusia, sobre todo financieras, pero un embargo petrolero y de gas es fuertemente resistido por Europa, que depende de los hidrocarburos rusos en mucha mayor medida que la economía estadounidense.
Francia y Alemania, las principales economías de la Unión Europea (UE), han urgido a Estados Unidos a coordinar cualquier posible embargo sobre el gas y el petróleo rusos.
Rusia posee las mayores reservas probadas de gas natural y es uno de los tres productores y exportadores de petróleo más importantes del mundo.
Los precios del gas han estado aumentando durante semanas debido al conflicto en torno a Ucrania y Rusia y, más recientemente, debido a potenciales sanciones contra el sector energético ruso.
Muchas compañías de hidrocarburos occidentales, entre ellas ExxonMobil y BP, ya empezaron a cortar sus vínculos con Rusia y a limitar las importaciones.
Shell, que esta semana fue criticado por haber comprado un gran cargamento de petróleo a Rusia, anunció hoy que dejará de adquirir crudo y gas rusos y que cerrará sus estaciones de servicio en Rusia.
A diferencia de la UE, Estados Unidos tiene capacidad para producir su propio gas y petróleo gracias a la fracturación hidráulica y otras formas de extracción, aunque sigue importando energía de otros países porque su consumo doméstico es mucho mayor que la producción interna.
“Podemos tomar esta decisión, mientras que otros no pueden”, explicó hoy Biden. “Pero trabajamos estrechamente con Europa y nuestros socios para poner en marcha una estrategia a largo plazo para reducir su dependencia de la energía rusa”, añadió.
En noviembre de 2021, Estados Unidos importó 178.550 barriles diarios de petróleo de Rusia, de acuerdo con la EIA. Esto representa solo el 3% de las importaciones totales de petróleo de 6 millones de barriles de Estados Unidos.
Estados Unidos no importa gas ruso, pero la situación europea es muy diferente. Según Francia, que ejerce la presidencia pro témpore del Consejo de la UE, Europa importa el 40% de su gas de Rusia. De acuerdo a datos de Eurostat, la oficina de estadísticas de la UE, el 27% del petróleo que consume el bloque proviene de Rusia.
El jefe del Gobierno alemán, el canciller federal, Olaf Scholz, dijo ayer que las importaciones de energía fósil de Rusia eran “esenciales” para asegurar el abastecimiento del continente europeo. En Bruselas, la UE anunció hoy su intención de reducir este año en dos tercios sus importaciones de gas de Rusia.
La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, anunció que la Comisión Europea presentará en abril un proyecto de legislación para establecer un nivel promedio de almacenamiento de reservas para el mes de septiembre, con objetivos específicos para cada país.
Simson adelantó que la Comisión se propone recortar su dependencia de Rusia utilizando nuevos suministros de gas, aumentando las reservas para el próximo invierno y acelerando los esfuerzos para ser más eficientes energéticamente.
Antes de la invasión de Ucrania, Rusia obtenía la tercera parte de sus ingresos de la venta de petróleo y gas. Con el aumento de sus precios por la guerra, estas exportaciones de Rusia se han vuelto aún más lucrativas.
El aumento del precio del gas ha potenciado la inflación en Estados Unidos, que está en su máximo nivel en 40 años y es uno de los mayores problemas que enfrenta Biden.
El mandatario ha intentado hacer un equilibrio entre penalizar a Rusia y no afectar el bolsillo de los votantes estadounidenses, justo en el año en que el país celebra elecciones para renovar parte del Congreso que son cruciales para la capacidad de Biden de llevar adelante su agenda de gobierno.
Como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania, Estados Unidos y sus aliados sancionaron a los bancos más grandes de Rusia, su banco central y el Ministerio de Finanzas, y también bloquearon a ciertas instituciones financieras del sistema de mensajería Swift para pagos internacionales.
Pero las reglas emitidas por el Departamento del Tesoro permiten que las transacciones energéticas rusas continúen a través de bancos no sancionados que no tienen su sede en Estados Unidos, en un esfuerzo por minimizar cualquier interrupción en los mercados energéticos mundiales.
Biden destacó recientemente que esas excepciones energéticas rusas eran buenas porque ayudarían a proteger a las familias y empresas estadounidenses de precios más altos.
Además de las consecuencias de la guerra para Rusia, “también habrá costos aquí en Estados Unidos”, dijo hoy el mandatario en la Casa Blanca. “Defender la libertad va a acarrear costos”, agregó.
Como el petróleo ruso representa una pequeña cantidad de sus importaciones totales de energía, Estados Unidos podría reemplazarlo con importaciones de otras naciones ricas en petróleo, pero eso podría resultar políticamente problemático.
En este contexto, Estados Unidos mantuvo conversaciones el fin de semana con Venezuela, que tiene a Moscú como un aliado clave. Los Gobiernos de ambos países confirmaron ayer estas conversaciones, que abordaron el tema de la energía, entre otros, pese a no contar con relaciones diplomáticas desde 2019.
En ese entonces, en respuesta a la represión de la oposición en Venezuela, Washington impuso un embargo que impide al país sudamericano negociar su crudo en el mercado estadounidense Senadores demócratas pidieron este lunes a Biden que no levante ese embargo.