Una mujer y un bebé fueron hallados muertos bajo los escombros de un edificio destruido hace dos días por un dron ruso en la sureña ciudad ucraniana de Odesa, con lo que el balance total de fallecidos se elevó a 12, informaron ayer autoridades.
El ataque, que se produjo la madrugada del sábado, alcanzó un edificio de nueve plantas en esta ciudad portuaria del mar Negro que ya sufrió varios bombardeos en más de dos años de guerra pero no una ofensiva terrestre.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que entre los muertos en Odesa hubo tres niños, cuyos nombres y edades precisó, incluyendo un bebé de cuatro meses, una beba de ocho meses y un niño de dos años. Horas después, el ministro del Interior, Igor Klimenko, elevó la cantidad de víctimas fatales a 12, incluidos cinco menores y, entre estos, un bebé de cuatro meses.
En tanto, Zelenski volvió a pedir a sus aliados occidentales que suministren a Kiev más sistemas de defensa antiaérea para “salvar vidas”.
“Rusia sigue atacando a los civiles”, afirmó Zelenski en las redes sociales. “Necesitamos más defensa antiaérea de nuestros aliados. Tenemos que reforzar el escudo aéreo ucraniano para proteger mejor a nuestro pueblo del terrorismo ruso”, añadió. “Más sistemas de defensa antiaérea y más misiles para los sistemas de defensa antiaérea salvarán vidas”, abundó.