La mayoría de los países de la Unión Europea (UE) analizan intervenir el mercado energético a raíz de los altos costos del gas, principalmente por los reiterados cortes con la consecuente disminución en la provisión que realiza Rusia.
Esta semana, representantes de los países de la UE mantendrán una reunión en la cual intentarán consensuar un plan conjunto para frenar los altos precios del gas, el descontento social por el aumento de la inflación y los pronósticos de una recesión económica. La reunión será en el marco de la cumbre del Consejo Europeo, este jueves y viernes.
Si bien la mayoría acuerda intervenir en el mercado energético, con excepción de Hungría que firmó contratos millonarios con Rusia hace dos meses para el abastecimiento de gas previo al invierno, la modalidad de cómo realizarlo divide al bloque.
Una posición mayoritaria, respaldada por 15 estados miembro, quiere adoptar un precio tope a todo el gas importado a la UE, sin importar si proviene de Rusia o de otro mercado, si llega por gasoducto o por barco, como es el caso del gas natural licuado. Sucede que los principales nuevos exportadores de gas a Europa (Noruega y Argelia por ducto y Estados Unidos, Qatar, Israel y Egipto por barco) se benefician de vender a montos que son cerca del 90% más altos que hace un año.
Por otro lado, un grupo encabezado por Alemania solamente quiere que el máximo se aplique al suministro que llega desde Rusia, con el argumento de que es mejor pagar más a poner en riesgo los contratos con otros proveedores, que podrían volver a redireccionar el suministro a países en los que no exista un techo.
Un punto intermedio, propuesto por Italia, Polonia, Bélgica, Países Bajos y Grecia, es establecer un tope a todo el gas, pero que pueda adecuarse a las fluctuaciones que impone el mercado con su juego de la oferta y la demanda. Mientras los países debaten, el invierno está cada vez más cerca y crece el temor de afrontar boletas exorbitantes para calentarse.