El dólar comercial abrió al alza ayer en Brasil, cotizando a 6,14 reales, un aumento del 0,81% respecto al cierre de la jornada anterior. La moneda estadounidense ya había renovado su récord el día anterior incluso con la intervención del Banco Central (BC) y después de superar la barrera de los 6 reales a fines de noviembre en medio de una fuerte desconfianza hacia la reforma fiscal del gobierno de Lula da Silva.
El Banco Central de Brasil realizó ya tres subastas de dólares para mantener el valor de la moneda estadounidense, pero la intervención -la mayor desde 2020- no impidió el aumento del 0,99% en la jornada, en una devaluación sin freno justo antes de la temporada alta de vacaciones.
La autoridad monetaria realizó dos subastas de dólares entre el viernes y el lunes para incrementar la oferta en el mercado cambiario, una ya programada desde el viernes, con una oferta de US$ 3.000 millones, con compromiso de recompra (la llamada subasta en línea), y otra en efectivo, sin garantía, de recompra, por un total de US$ 1.627 millones. Se trató de la mayor intervención en el mercado spot desde el 24 de abril de 2020, un mes después del inicio de la pandemia de Covid, cuando el BC vendió US$ 2.175 millones.
Ayer, Brasil celebró una subasta por tercera sesión consecutiva: vendió US$ 1.270 millones al contado, informó en un comunicado.
El real brasileño, que cotiza en mínimos históricos, recortó algunas pérdidas cuando se anunció la subasta, pero rápidamente volvió a caer y superó la barrera de las 6,15 unidades por dólar.
El aumento de la desconfianza hacia la política fiscal del gobierno, alimentada por las críticas del presidente Lula da Silva al aumento de la tasa de interés básica (Selic), y el riesgo por las medidas de recorte del gasto enviadas al Congreso, presionan sobre el tipo de cambio y las tasas de interés futuras, que se dispararon y ya proyectan la Selic en 16,5% en el segundo semestre del próximo año.
El Banco Central de Brasil dijo el martes que el paquete fiscal anunciado recientemente por el gobierno para frenar el gasto fue mal recibido por los mercados, lo que afectó notablemente a las expectativas de inflación, que deben controlarse. Según el BC, tanto los factores a corto plazo, como el tipo de cambio y la inflación actual, como las variables a medio plazo -como la brecha de producción y las expectativas de inflación- han empeorado “significativamente”.