Petro recibió un duro revés tras la elección de alcaldes

Las alcaldías de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla quedaron en manos de los candidatos opositores, lo mismo que varias de las principales gobernaciones

Petro recibió un duro revés tras la elección de alcaldes

Galán, alcalde electo de Bogotá.

Las elecciones de gobernadores y alcaldes del domingo en Colombia marcaron un retroceso para las fuerzas que respaldan al Gobierno del presidente Gustavo Petro, y mientras el oficialismo admitió la necesidad de autocrítica y rechazó que se tratara de un plebiscito sobre la gestión nacional, la oposición destacó el nacimiento de un nuevo modelo de gestión con base en el diálogo.

Las alcaldías de las cuatro principales ciudades del país, Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, quedaron en manos de candidatos opositores al Gobierno de izquierda de Petro, lo mismo que varias de las principales gobernaciones.

En la mayoría de los casos, el gobernante Pacto Histórico fue dividido, por lo que también hubo un llamado de algunos de sus dirigentes a trabajar por la unidad. El Ejecutivo, a través del propio Petro, salió además a reivindicar un hecho poco usual en las elecciones en este país afectado por décadas de violencia armada: se abrieron todos los lugares de votación.

Resultados definitivos mostraron que Carlos Fernando Galán, del Nuevo Liberalismo, se quedó con la alcaldía de Bogotá, considerado el segundo cargo en importancia del país, con el 49% de los votos, en su tercer intento por llegar a este cargo, y asumirá el 1º de enero.

La alcaldía de Medellín fue para el derechista Federico Gutiérrez, que vuelve al cargo y que había sido candidato a la presidencia del país el año pasado. Mientras, el gobierno de la ciudad de Cali será para el empresario de centroderecha Alejandro Éder, y el de Barranquilla para el exalcalde Alejandro Char, integrante de una familia con control casi absoluto de la región.

Para Mauricio Velásquez, docente de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, Petro sufrió sin dudas un revés porque los comicios son considerados “una valoración de la gestión del presidente”. Con una desaprobación del 60% según la más reciente encuesta de Invamer, el primer mandatario de izquierda en la historia del país cosechó en las urnas el “desgaste en términos de su imagen”. Para algunos analistas, es inevitable una mirada hacia las presidenciales de 2026 a partir de la jornada del domingo.

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