La Serenísima, empresa nacional líder en la elaboración y comercialización de productos lácteos cumplió 90 años el martes pasado y junto a ella, su valor central: la calidad que se evidencia en sus más de 150 productos. Todo comenzó el 9 de octubre de 1929, cuando Don Antonino Mastellone -recientemente llegado desde Italia- contrae matrimonio con Doña Teresa Aiello.
Ese mismo día nació la empresa. Tras el fallecimiento de Don Antonino, en 1952, su hijo Pascual se hace cargo de la empresa, y comienza así una serie de transformaciones que sentarían las bases para el crecimiento de la compañía y el desarrollo de la lechería nacional. “Desde la década del ’50, La Serenísima comienza a forjar una etapa de grandes cambios en el cuidado y tratamiento de la leche”, añadió.
Entre ellos, se destaca el inicio del análisis para comprobar su tenor graso y acidez, controles que implican materia prima de mayor calidad. “Asimismo, su preocupación por la calidad y su espíritu innovador lo llevaron a ser uno de los principales impulsores de la pasteurización en la Argentina”, añadieron. En la actualidad, La Serenísima continúa innovando para responder a las nuevas tendencias y necesidades.
“Llevó adelante el Plan Más Leche, tendiente a aumentar la producción lechera del país. Incluyó leches con 0% y 2% de tenor graso con la línea 3,2,1,0 -convirtiéndose en la única empresa del país en ofrecer diferentes opciones de tenor graso en leche-, además de seguir liderando diferentes rankings de prestigio de marca”, advirtieron desde la compañía.
La Serenísima cuenta con 621 tambos certificados, 6 plantas de clasificación, 8 plantas elaboradoras, 15 centros de distribución, más de 816 camiones de comercialización, 63.000 puntos de distribución y más de 3.500 colaboradores directos. La empresa tiene presencia en Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia y alcanzó más de 46 países en alianza con Arcor.