Los agujeros negros del neoliberalismo en una servilleta

Los agujeros negros del neoliberalismo en una servilleta

Tomaba mi cafecito en el bar “Estudiantina”, frente al Garzón Agulla, leyendo en HDC que se había fotografiado, por primera vez, un agujero negro en la vía láctea. Apareció el Vitin, militante social, ajeno a noticias de eventos de millones de años luz y de gravitaciones que retuercen la geometría del universo. Su problema cotidiano es llenar la olla del comedero popular de su barriada.

“¿Qué hacés Doc”, preguntó “Viendo las explicaciones del agujero negro, un acontecimiento extraordinario de la ciencia”, respondí.

Mientras Vitin devoraba un par de criollitos leía que “un agujero negro sucede cuando un haz de luz se acerca demasiado y es inevitablemente atraído a su interior bajando en espiral por los empinados costados de un pozo y no vuelve a salir.”

“Pará, pará”, me interrumpió. “Esto del agujero negro es lo que nos está pasando a los argentinos”. ¿”Como?” respondí estupefacto. “Y si, –continuó- “estamos en un agujero… y muy negro, como ves”, mientras señalaba a una mujer revisando un contenedor en busca de ropa y comida.

“Bueno también yo lo veo, no soy ciego, pero lo que leí nada que ver con esto”, retruqué. “¡Ah!, sí -me dijo-, ustedes los intelectuales entienden poco lo que le pasa a la gente”. Arrebató el diario replicándome “lo del haz de luz fue el engaña pichanga de Macri en el 2015, prometiendo salir del populismo sin inflación, sin impuesto a las Ganancias, más trabajo y fútbol para todos”.

“Vitin, sos un chicanero” acoté. No se atribuló. “Ese haz de luz atrapó a los sectores populares en el 2015. En Córdoba más del 70 por ciento votó al gato. ¿Dónde estaban los peronchos que rondan el 40 por ciento de los votos? Ni te digo de los radichetas, que hicieron negocio aliándose al PRO…”

Callé mientras él advertía “bajar en espiral por los empinados costados de un pozo, no es otra que pobres que aumentan a diario, falta de morfi y laburo. En la Villa los muchachos pusieron un cartel: ¡bienvenidos clase media!”. Y sigue leyendo que de los agujeros negros “no vuelve la luz a salir… ¿qué te parece, Doc, vos que sos leído, hay chance de salir? Estamos acogotados con tanta deuda y esa flaca, la Lagarde, amenazando que no hagamos estupideces fuera de lo que manda el FMI…”

Atónito olvidé de ver la bella fotografía del agujero negro que, como dicen, “está en crecimiento”. ¡Igual que mi país!, dije retomando la conversación con enojo. “En los últimos 70 años las cosas han ido de peor en peor, pero no como aducen los liberales culpando a la demagogia de los gobiernos populares. Olvidan que desde 1955 imperaron ideas de mercado a ultranza y Estado mínimo” le comenté a Vitin.

Saqué una servilleta y tracé una línea del tiempo. ¿Setenta años de políticas populistas o neoliberales? Marqué 1955 con el Plan Prebisch de la Libertadora, y el primer acuerdo con el FMI, Alsogaray –y pasar el invierno- con Frondizi, en 1966 la Dictadura de Onganía con Krieger Vasena, en 1976 la militar del Proceso con Martínez de Hoz; y, con gobiernos democráticos, el infiltramiento de Cavallo en el menemismo y con De la Rúa. Ahora, las nefastas medidas del macrismo destruyendo la producción, manipulando inflación con transferencia de riqueza a grupos financieros y un endeudamiento desmesurado.

“Estos son ejemplos de quienes produjeron esta hecatombe”, oía Vitin al tiempo que hacía marchar otro café. “Pará, Doc”, interrumpió, “no la hagás tan larga, entendí, no soy tan ignorante, algo de ese Einstein conozco. En el Centro Vecinal hay un cartel, que pusieron unos estudiantes: si buscás resultados distintos no hagas siempre lo mismo… me ayuda mucho para no bajonearme con tanta malaria. Hay esperanza, querido Doc. Y pagáme los feca. En esto no le doy bola al melenudo de Einstein, es mejor que vos garpés, como siempre”.

Qué rica conversación con el Vitin. Lo que nos hace falta a los argentinos: dialogar y acordar. Al fin y al cabo, los agujeros negros sirven para explicar el universo, y también la realidad de todos los días.

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