Dijo alguna vez el maestro de periodistas Gonio Ferrari, refiriéndose al ex intendente Rubén Américo Martí (1941-2013): Por encima del apasionado y vehemente político, del correcto y fervoroso funcionario, del odontólogo, del respetuoso adversario, del generoso anfitrión, del hacedor de cosas, del estudioso de la realidad social, del innovador en un mundo de chaturas, (Martí) recibió en vida sin que fuera necesario que nadie se lo entregara, el merecido y envidiable título de buena persona”.
La semblanza es precisa. Martí era un hombre querido, que practicaba como pocos la sencillez. En esa simpleza, era profundo y contundente. Sus logros como gestor fueron largamente reseñados; también imitados por gobernantes de toda latitud. Sus anécdotas, que él contaba mejor que nadie, lo mostraban como un hombre de mundo, de los pocos que a esa escala se conocieron en la Córdoba contemporánea.
Así, gastarle una broma a un circunspecto ministro de Eduardo Angeloz en un surrealista velorio celebrado en plena noche (que debió organizar); la procura de un traje para participar de una cumbre de municipalistas en Miami (tras empapar su atuendo al pretender plancharlo al vapor en la ducha); reflexionar sobre intimidades de la presidencia de De la Rúa y destacar su respeto por el tándem Duhalde-Alfonsín; memorar cuitas con Ramón B. Mestre (nacidas en juveniles disputas académicas); negociar con Adolfo Rodríguez Saá o Néstor Kirchner una probable transversalidad interpartidaria con candidaturas (para él) de por medio, que finalmente declinó; testimoniar su decepción con Julio Cobos (por cortarse solo) y su admiración por Ernesto Sanz (lo consideraba capaz de llevar a la UCR a un acuerdo, como ocurrió); o contar sus conversaciones con personalidades internacionales de la política o de la cultura, eran un tesoro a disposición de todo aquél que deseara aprehenderlo.
Ese Martí es merecidamente homenajeado por dos instituciones en las que dejó huella: la Universidad, en la que enseñó, se doctoró y dirigió la Maestría en Desarrollo Local; y la Municipalidad de Córdoba, desde cuyo sillón principal hizo transformaciones perennes.
El libro ULA 25 años” recorre la década en la cual se produjo la promocionada Gestión Martí” y se detiene en sus hitos: el Plan Estratégico, los Centros de Participación Comunal, la Carta Orgánica Municipal, la Universidad Libre del Ambiente o el Observatorio Ambiental, de la mano de protagonistas de primera hora, en diversos aspectos y matices.
La segunda parte de este libro, que acaba de lanzar la Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba la semana pasada, es la que -según los que lo conocieron- más le agradaría al odontólogo de encontrarse con vida: un ejercicio prospectivo en el que figuras representativas de la política y la gestión (decanos, rectores, ministros y secretarios provinciales y municipales, asesores de gabinete, intendentes, académicos y expertos) cuyo denominador común es el compromiso con la ciudad en algún plano, señalan sus perspectivas en los más variados ámbitos: la creación de capital humano, la demografía, las industrias, la participación ciudadana, las incumbencias profesionales o la gestión administrativa, entre tantos temas que se incluyen en la agenda.
Quizá hayan quedado tópicos por desarrollarse; requeridos los compiladores de la obra, señalan que algunas imprevistas fallutedas” dejaron al texto sin material específico sobre aquellos (y sin tiempo para buscar sustituto). Con todo, es un intento abarcador, complementado por dos recopilaciones de imágenes fotográficas históricas y de las grandes reservas ambientales de la ciudad.
Tras la introducción del Rector de la UNC, Hugo Juri, el libro presenta a Marcelo Bernal, Luisa Bertoletti de Remonda, Alfredo Blanco, Norma Bonifacino, Marcos Duarte, Alberto Ferral, Jorge Gentile, Guillermo Marianacci, Jorge Navarro, Natalia Sanchez y Federico Trebucq, Gustavo Santos, Rubén Darío Sbarato, y César Tcach, en su primera parte.
Eugenia Alaniz, Pablo Bracamonte, Pamela Cáceres, Eduardo Dalmasso, Pablo De Chiara, Marcos Diaz, Gonzalo Fiore Viani, Jorge Folloni, Nilda Gait, Leandro Gonzalez y Florencia Molinatti, Raúl Hermida, Marcelo Herz, Patricia Messio, Ezequiel López Messio, Fabián López, Martín Maldonado, Mariela Marchisio, Constanza Mías, José Emilio Ortega (compilador), Santiago Espósito, Diego Morón y Guillermo Sopranzi, Walter Robledo, Viviana Sbarato, Nelson Specchia, Marcos Speranza (compilador), Francisco Tamarit, Daniela Tamburini y Juan M. Rodríguez componen el segundo tramo.
No todo es, finalmente, remembranza. El libro, de libre descarga en el portal de la editorial universitaria, desde el rescate de un tiempo busca incidir en el presente: sus nuevos problemas y posibles liderazgos. Acierta Martín Llaryora (siempre reivindicativo de Martí) con impulsar estos ejercicios, disponiendo así de un banco de ideas para pensar a la ciudad en su contexto metropolitano.
¿Será tolerante su gabinete con propuestas de tan variada extracción ideológica? Resultará interesante comprobar, en un tiempo, si el esfuerzo reportó utilidad.