La basura en Córdoba es un problema no resuelto a lo largo de diferentes gestiones municipales y esto se puede ver no sólo en el Centro, Nueva Córdoba, Güemes o Alberdi. En cualquier punto de la ciudad hay basurales ilegales en dónde vecinos y carreros arrojan todo tipo de residuos.
En el Área Central, en donde las angostas calles y veredas fueron achicadas con macetas y bolardos para “embellecer el Centro”, el paso del camión recolector en horario comercial ocasiona un caos en el tránsito, que en el apuro de los bocinazos, obliga a los recolectores a dejar la mitad de las bolsas en la calle. Ante la crisis, han pululado cartoneros y recicladores urbanos, que mojan los cartones en las fuentes de las plazas y acopian en veredas y canteros transformándolos en verdaderos microbasurales.
El barrido y limpieza del COYS es irregular, no cortan yuyos de cazuelas y no hay reposición de basureros rotos en postes. En los barrios pericentrales en donde conviven contenedores con ruedas y naranjitas cuidacoches municipales, los mismos naranjitas queman o rompen los contenedores para tener más espacio para “vender”, por lo que hoy hay 30% menos de contenedores que hace 1 año. Todo sumado redunda en un paisaje urbano “feo y sucio”.
Uno de los principales problemas surge porque jamás el Municipio consultó a los beneficiaros. Se priorizaron los convenios con gremios, costos de la Empresa y hasta la ideología: si la empresa debe ser estatal o privada. Nunca preguntaron a los vecinos cómo y a qué hora necesitaban la recolección de la basura. Es así que hoy en la zona gastronómica de Güemes, que funciona principalmente de tarde- noche y fines de semana y feriados, la empresa LAM, por contrato, pasa a las 9 de la mañana y de nuevo a las 19 horas, de lunes a sábados y no pasa los domingos ni feriados, que es cuando más basura se genera.
Para dar solución a éstos problemas, el Intendente Llaryora, crea la Secretaria de Gestión ambiental y Sostenibilidad y el Instituto de Protección Ambiental y Animal IPAA, con muchísimos empleados, que controlarán que los privados como verdulerías, carnicerías, mercaditos, bazares, rotiserías, bares y todo aquel que genere más de 0,250 m3 de residuos sólidos urbanos, o sea una bolsa de consorcio de 0,60 x 0,90 de alto, contraten un servicio privado de recolección de residuos.
La Corte Suprema de Justicia sostiene que “el cobro de una tasa debe corresponder siempre a una concreta, efectiva e individualizada prestación de un servicio del contribuyente”. Los comercios pagan Comercio e Industria, como contraprestación de los servicios generados por la propia actividad, a su vez pagan la Contribución sobre los Inmuebles y entre un 10% a 15% de sobreprecio en los consumos de luz, gas y agua por “servicios municipales”. Cabe preguntarnos, si no hay una doble imposición a los comerciantes que se obliga a contratar su propia recolección de basura.
Este nuevo costo se trasladará a los consumidores, lo que aumentará la inflación, a su vez generada por la ineficiencia de nuestros Gobernantes que a cada problema, en vez de una solución lógica y coherente, crean una nueva dependencia con más puestos públicos, o un nuevo impuesto.
Probablemente el servicio privado solucione parcialmente el problema de la basura. Para todo lo que no solucione, el Municipio creó la flamante Secretaria de la Mujer, Género y Gestión Vecinal en dónde se podrán gestionar reclamos vecinales, con perspectiva de género.
Arq. María Eugenia Gordillo, Comisión Centro Vecinal Barrio Güeme