Señor Director:
Le solicito publique esta carta a nuestra ciudad:
“¡Hola Córdoba!, ¿cómo andai?, ya ni te reconozco, no puedo acceder a tu corazón, antes nos eras fácil pero lo que es hoy… ¡por favor! Imposible.
Sos como una ciudad en guerra, estás sitiada, tomada, bloqueada, enajenada. Y no son alienígenas, somos nosotros mismos, sumado a un grupito de iluminados de gente del Este provincial que parece ser que saben mejor que nosotros lo que La Docta necesita.
Ciudad “explotada”: en 2 km de recorridos, 3 desvíos como mínimo, todo a la vez, ¿Planificación? Bien, gracias. ¿Coordinación? Te la debo.
Bien sabemos que la anterior gestión durmió, durmió y se endeudó porque estuvo de moda endeudarse allá por el 2015. Hoy es diferente, nadie duerme, están bien despiertos para generar obras transformadoras, de gran impacto visual y funcional; el impacto económico nadie lo conoce, pero lo sospechamos. Obras que arrancaron todas juntas, la sensación de que la ciudad explotó, cómo una escena de esas pelis de cine catástrofe, en las que la tierra se abre, surgen cráteres y los transeúntes, para evitarlos, terminan en cualquier lado menos adonde querían ir. Obras como las del Parque Las Heras, que comienzan, luego se detienen, nadie sabe qué se va a hacer ahí, ¿no existen los consensos para las obras en nuestra casa? ¿Por qué hay decisiones herméticas a espaldas de la gente?
Este grupo de iluminados decidieron por nosotros, las mayorías de a pie. Arterias que eran vitales para la conexión, transporte y circulación, las transformaron en espacios recreativos para que minorías, proclives al ocio contemplativo, puedan tomarse un “feca” con vista a la Catedral; donde antes era una vulgar calle, hoy, con una impronta y clima europeo, digamos, Plaza de San Marcos, Florencia, una maravilla.
Así los antes ciudadanos de a pie que tomaban su transporte público en 27 de Abril, ancianos, mujeres cargadas con bolsas y niños, deberán pataconear casi 500 metros más ¡y en subida!, hasta Boulevard San Juan. Estamos hablando de miles de almas sufrientes por unos pocos disfrutantes.
Encontraron un atajo técnico: “salvar el patrimonio histórico de las vibraciones de los colectivos”. Una falacia. Las vibraciones suceden cuando la carpeta está deformada, sólo había que hacer el adecuado contrapiso y una carpeta indeformable, digamos, eficiente, raro ¿no? Porque los iluminados no toman colectivos, ellos se toman selfies en las calles peatonalizadas, ellos no necesitan del centro, ellos van de shopping.
La avenida Chacabuco/Maipú, la que más caudal de tránsito tenía en Córdoba, y ya estaba quedando chica en horas pico, pues… ¿qué tal si la achicamos? Le metamos un cantero, tal como es más arriba, para continuar con el entorno paisajístico urbano, etc. ¿Y dónde metemos los autos? ¿Y el estacionamiento? Y bueno, pero va a quedar lindo, probemos, si no anda volvemos, algún otro la arreglará. ¿No era suficiente para generar mayor presencia de árboles, con veredas generosas como las que tiene hoy, plantar árboles de mayor porte y generar un túnel verde sin sacrificar la capacidad de la arteria?
Hoy, instituciones colegiadas como el Colegio de Arquitectos, Colegio de Ingenieros, sabedores de las ciencias urbanas brillan por su silencio e indiferencia y falta de compromiso ante las necesidades populares, de las necesidades del que debe atravesar la ciudad medieval para ir a la otra punta, del que tiene que tomar el colectivo porque no puede pagar un taxi o no tiene auto propio.
Si nos queremos parecer a las Europas, como en tantas ocasiones, obras públicas que conlleven cambios estructurales o funcionales deberían ser plebiscitadas, previo a presentar proyectos, presupuestos, concurso de ideas, como se hace por allá.
Si este Alcalde quiere en realidad ganar prestigio para luego tomar las riendas de la provincia, que por favor busque otras formas. Su sobreactuación de hombre de acción nos atormenta, y además nos lleva a malas soluciones, las cuales, estoy seguro, deberán ser rediseñadas en breve. Obviamente, a cargo de los contribuyentes, como siempre.
Estas acciones llevan a quitarle vida al centro, los comerciantes terminarán yéndose a otros lados, el centro se vaciará, los vacíos se terminan llenando… ¿con qué? En el marco de una tendencia de degradación social sostenida, nada bueno le espera al centro.
Córdoba, te quiero”.
Gracias, cordialmente, Arq. Daniel E. Etchemendy