La inteligencia artificial y la educación en América Latina

Fundación ProFuturo – OEI

La inteligencia artificial y la educación en América Latina

En los últimos meses, la inteligencia artificial y sus diferentes aplicaciones se cuelan en casi todas nuestras conversaciones. Los algoritmos y sus diferentes usos se han ido introduciendo de forma gradual y casi imperceptible en nuestras vidas; pero, últimamente, la popularización de determinadas tecnologías, como el modelo de lenguaje avanzado ChatGPT, nos ha descubierto la verdad revelada en todo su esplendor: las posibilidades de la inteligencia artificial son inmensas en todos los ámbitos de nuestra existencia. Por supuesto, el sector educativo, es uno de los más “afectados” por estas grandes posibilidades.

¿Poderosa herramienta para universalizar la educación o instrumento exacerbador de desigualdades? ¿Gran avance que permitirá la mejora de los aprendizajes o amenaza con consecuencias negativas para la ética, la privacidad y la seguridad? ¿Apoyo valioso para el docente o remplazo que les dejará sin empleo?

En este contexto polarizado, entre defensores y detractores, nuestra obligación es entender el alcance de esta revolución y sus matices. Y es en este inmenso esfuerzo de análisis, comprensión y puesta en perspectiva donde se enmarca este proyecto conjunto desarrollado por la Fundación ProFuturo y la Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI).

¿Y qué nos han contado los expertos? Estas han sido las conclusiones principales de su informe:

Desafíos y recomendaciones

Estas conclusiones nos plantean algunos de los dilemas y desafíos abiertos frente a los escenarios potenciales de desarrollo de la IA en el campo de la educación. Veamos cuáles son:

El rol de los estados y los poderes públicos: ¿Cuál debería ser el rol del Estado ante el potencial impacto de la IA en educación? ¿Debería consolidarse como un agente de desarrollo de herramientas digitales avanzadas para llegar a todos los estudiantes como un bien público que garantice su derecho a la educación? ¿Qué rol debería tener el sector privado?

En este sentido, las recomendaciones del estudio sugieren:

Inclusión de la IA en el sistema educativo

¿Cómo incluirla en el sistema educativo? ¿Es posible involucrar a los docentes en el proceso? ¿Cómo redefine el avance de las tecnologías digitales los límites del sistema educativo? A este respecto, el estudio recomienda:

¿Cómo impactará la IA en las desigualdades sociales y educativas? ¿Podrán aprovechar mejor las tecnologías digitales aquellos que tengan más recursos o llegarán a convertirse en niveladores que aumenten la equidad dentro de los sistemas educativos?

Independientemente de la dificultad de aventurar conclusiones en un terreno que, como el que nos ocupa, se mueve a una velocidad de vértigo, la inteligencia artificial aplicada a la educación nos deja algunas certezas: está aquí para quedarse, irá a más y, con mayor o menor intensidad, es ya una realidad palpable en nuestros entornos, como lo demuestran las numerosas iniciativas, ya en marcha, que también recopila el estudio.

Las conclusiones y reacciones de los expertos consultados revelan dos sensaciones normales y coherentes con el contexto: la primera es el desconcierto (normal) que ha producido el “cambio de paradigma”. Así, se percibe una lógica incertidumbre ante el advenimiento de un nuevo mundo que ya está aquí pero todavía no y que, por tanto, se presenta en sus brotes iniciales, confuso y sin claridad de modelos.

La segunda sensación es la del optimismo. Quizás más como deseo que como posibilidad claramente alcanzable. Pero pareciera que los expertos creen que la IA podría llegar a convertirse, esta vez sí, en la herramienta que nos ayuda a acabar con la brecha digital y educativa. Cierto es que persiste el escepticismo de los que piensan que repetiremos los errores ingenuos de la incorporación de las TIC en las aulas de las dos últimas décadas. Sin embargo, a pesar de los escépticos, estos 20 años nos han enseñado cosas y la inteligencia artificial nos deja un porvenir abierto que debemos aprovechar. Estudios como este ayudan a marcar la senda.

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