Desde hace casi un año, todos los miércoles, un grupo de jubilados y jubiladas se reúne frente al edificio del Congreso de la Nación (donde debería tener su representación el pueblo de la Nación) para reclamar por sus derechos, frente al brutal recorte que están sufriendo en sus haberes reales, y la falta de entrega gratuita de medicamentos, situación que rememora la histórica lucha de Norma Plá en la década del noventa, cuando Domingo Cavallo era el ministro de Economía y los jubilados argentinos eran víctimas del despiadado ajuste dispuesto en aquellos años por el gobierno menemista.
Frente a este pacífico y justo reclamo, el gobierno de Javier Milei responde montando todas las semanas un triste y degradante espectáculo represivo. Y esta agresión, consumada con palos y gases, que baja desde el mismo poder central, un día se encontró con la humanidad de Carlos Dawlowski, un jubilado de 75 años, hincha de Chacarita, lo que terminó desencadenando la presencia de hinchas de ese club en la marcha del miércoles pasado, para defender de la represión a don Carlos, uno de los suyos, y de paso, apoyar a todos los jubilados y jubiladas que protestan ante la quita de derechos que padecen en la actualidad.
En rigor, los hinchas de Chacarita están haciendo honor a su historia. Es lógico que aquel club fundado por un grupo de amigos el 1° de mayo de 1906 en un local del Partido Socialista (ubicado en las esquinas de Dorrego y Giribone, en la ciudad de Buenos Aires), cultive en su gente los valores de la solidaridad y el acompañamiento a los trabajadores, a los jubilados y a los sectores más humildes de la sociedad. Por eso a los libertarios les cuesta tanto comprender la dimensión de este fenómeno popular.
Lo que nadie sospechaba en aquel momento era que la presencia de los barras del “Funebrero” generaría tanta adhesión y una suerte de toma de conciencia social que hasta ahora no se había visto. Bastó que trascendiera aquella iniciativa para que las hinchadas de otros clubes la imitaran y se sumaran a las calles en defensa de los derechos de los jubilados maltratados por el gobierno nacional. “Yo defiendo a los jubilados. Cómo no los voy a defender! Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”, aquella icónica frase pronunciada por Diego Armando Maradona en octubre de 1992, en un contexto similar al actual, se ha vuelto viral en estas horas al ser recordada por miles y miles de argentinos.
Una vez más, el fútbol vuelve a demostrar su conexión con la agenda social, más allá de lo deportivo y lo comercial. Si hasta ahora las marchas de protesta eran silenciadas por los grandes medios y los periodistas al servicio del oficialismo, vinculados estrechamente a la gestión de Javier Milei, la cultura popular las ha puesto en el tapete. Es que a los hinchas de “Chaca”, pionero en esta gesta, se fueron sumando hinchadas de otros clubes del ascenso, como Nueva Chicago, All Boys, Ferro, Atlanta, Laferrere y Colegiales, por sólo citar algunos; y también los de primera división, como Boca, River, Rácing, Independiente, San Lorenzo, Huracán, Tigre, Lanús y Gimnasia, entre muchos otros que seguramente se seguirán sumando en los días por venir.
Los clubes de barrio también apoyan el reclamo de los jubilados. Por ejemplo, el Club Amigos del Parque Saavedra, en un reciente comunicado convocó a “marchar en defensa de nuestros jubilados, que están siendo golpeados y rociados con gas pimienta todos los miércoles, ante los ojos de toda la sociedad que parece creer que nunca envejecerá”. Claro y contundente!.
El apoyo de los hinchas del fútbol a las causas sociales no es nuevo. De hecho, los clubes más antiguos del país, es decir, aquellos que nacieron a fines del siglo XIX o bien a principios del XX, reconocen su origen en las clases populares. Fueron los trabajadores y obreros de los ferrocarriles y de los puertos los que forjaron los principales clubes que hoy forman parte de la élite deportiva. “Independiente defiende a los jubilados”, se puede leer en un anuncio de los hinchas del rojo de Avellaneda. “Si tocan a los viejos qué quilombo se va a armar”, reza a su vez el mensaje del Movimiento peronista riverplatense. En San Lorenzo, “nos sumamos todos en defensa de los jubilados”, afirman los hinchas del “Ciclón”. También anunciaron su presencia en las inmediaciones del Congreso los hinchas xeneizes, que en un flyer recuerdan la frase inmortalizada por Diego en defensa de los jubilados.
Incluso dos clubes rivales, como Nueva Chicago y All Boys, se unieron en esta convocatoria. Estas son algunas de las sorpresas que genera el mundo libertario. Los de Mataderos, otra hinchada con una gran historia política y social (debe recordarse que en sus tribunas se volvió a escuchar la marcha peronista en plena época del último proceso militar), “estamos con los jubilados”. En tanto, los de Floresta, consignaron: “Porque All Boys es barrio. Porque All Boys es familia. No podemos dejar tirados a los jubilados”. Además, marchará la Coordinadora de hinchas, bajo el lema: “Todos somos hinchas. Todos seremos jubilados”.
No obstante que la movida se gestó en CABA y AMBA, epicentro de las principales marchas y manifestaciones de protesta, también está encontrando cierta repercusión en el interior futbolero. En Rosario, por caso, “los canallas no abandonan a los jubilados”, promete la ferviente y populosa hinchada de Central. A su vez, los fanáticos de Newells, agrupados en “Identidad Leprosa”, apoyarán la manifestación desde la plaza San Martín, en la misma ciudad de Rosario. De este modo, la protesta tiende a federalizarse y extender sus fronteras, generando gran preocupación para el gobierno de los hermanos Milei.
Cuando es el fútbol el que convoca, todo alcanza una mayor difusión. Por eso, con la sumatoria de las hinchadas y otros sectores populares, a partir de aquí se esperan marchas más masivas y de otro volumen político y social, a pesar de la siempre vigente amenaza represiva de las fuerzas de seguridad comandadas por la ministra patricia Bullrich, que ya ha demostrado suficientemente que es capaz de gozar castigando a los sectores más débiles y vulnerables de la comunidad.
Los que padecen y marchan para visibilizar sus reclamos en pos de lograr una jubilación digna (en definitiva, una vida más digna), ya hicieron saber su conformidad con el apoyo social que están recibiendo a partir de la aparición de los hinchas de fútbol que primero acudieron en su defensa. Si hasta es posible que, increíblemente, algunos sindicatos se sumen a la convocatoria, como los que nuclean a los docentes, que es otro de los sectores directamente castigados por la gestión libertaria. Siguen ausentes (y sin aviso) la CGT y los partidos políticos, cuyos principales dirigentes prefieren seguir los hechos por televisión y dejar apenas unos mensajes intermitentes en las redes sociales.
Los que padecen y marchan, todos los miércoles, no son “Los Abuelos de la Nada” (célebre banda de rock de los ochenta, liderada por el genial e inolvidable Miguel Abuelo), son los Abuelos de la Hinchada, los Abuelos del Pueblo, los Abuelos de Todos, que una vez más -con su ejemplo- nos están iluminando el camino de la resistencia y de la lucha, ante una sociedad que recién ahora parece estar dispuesta a despertar.