Más amargo que fernet sin coca

Por Emilio Graglia

Más amargo que fernet sin coca

Hay muchas cosas que se le pueden criticar a Luis Juez, el candidato a gobernador de Córdoba de Juntos por el Cambio. Pero nadie puede negar su perseverancia y su incansable búsqueda de la gobernación de esta provincia, durante dos décadas.

El 11 de junio lo intentará por tercera vez. El primer intento fue el 2 de setiembre de 2007, cuando perdió frente Juan Schiaretti, por muy poco: 37,17% a 36,04%. El tercero fue el radical Mario Negri, con un 22,7%.

Cuatro años después, el 7 de agosto de 2011, lo intentó por segunda vez, cuando perdió con José Manuel de la Sota. En esa ocasión, el margen fue mucho mayor: 42,60% a 29,58%. Esta vez el tercero fue el radical Oscar Aguad con un 22,91%.

En ambas elecciones, Juez fue muy crítico de la Unión Cívica Radical (UCR). Concretamente, acusaba a sus adversarios -primero Negri y después Aguad- de ser funcionales a Unión por Córdoba, al no apoyarlo a él y, así, dividir el frente opositor.

En 2015 y en 2019, a pesar de intentarlo, no pudo competir por la gobernación y fue por la intendencia de la capital provincial. El mismo cargo que había ocupado entre 2003 y 2007, pero los resultados tampoco lo acompañaron.

En 2015, con Olga Riutort como compañera de fórmula, obtuvo el cuarto lugar, con menos del 16% de los votos. En 2019 mejoró, y obtuvo el segundo lugar, con menos del 20%, pero estuvo lejos de competir con el ganador: Martín Llaryroa.

Cuando su carrera política parecía al borde del acabose, surgió de las cenizas y, en 2021, fue electo senador nacional con un 54%. En esa misma elección, Rodrigo de Loredo fue elegido diputado nacional, con el mismo porcentaje.

Nosotros, los de entonces…

De cara a las elecciones de este año, su suerte parecía cambiar: después de 24 años, el peronismo cordobés y sus aliados no tendrían en la boleta a José Manuel de la Sota ni a Juan Schiaretti, sus dos grandes líderes de 1998 a la fecha.

Además, por primera vez, tendría el apoyo de la UCR, con Rodrigo de Loredo como garantía. Las buenas mediciones del radical en las encuestas capitalinas imponían una estrategia casi obvia: Juez gobernador / De Loredo intendente.

Sin dudas, un tándem bastante competitivo para enfrentar a Martín Llaryora. El intendente de la capital provincial, con el apoyo del gobernador Schiaretti y las muy buenas imágenes de ambas gestiones, era el candidato natural del oficialismo.

La fórmula que no funcionó

Contrariando la naturalidad de aquella estrategia, De Loredo decidió competir con Juez por la candidatura a la gobernación.

Primero fueron insinuaciones y, finalmente, le pidió una interna para definir quién sería el candidato de Juntos por el Cambio.

Después de un sinfín de idas y vueltas, la interna no se dio. A regañadientes, acordaron hacer una encuesta para definir esa candidatura, un método poco participativo y de dudosa certidumbre. El resultado fue un “empate” (¡sic!).

Frente a ese escenario, De Loredo renunció a su precandidatura y apoyó la de Juez (aunque apenas por las redes sociales…)

A partir de entonces, surgió una nueva estrategia casi tan natural como la anterior: Juez gobernador / De Loredo vicegobernador.

Una creativa publicidad los mostró juntos, preparando, brindando y luego tomando un fernet con coca, con el eslogan “fórmulas que funcionan”. Claramente, era la presentación de una fórmula para la campaña provincial; a mi criterio, muy competitiva, por cierto.

No obstante (y otra vez apenas por sus redes, de una manera muy “moderna” pero en absoluto institucional) De Loredo hizo otro renunciamiento: esta vez a su candidatura a la vicegobernación. Y allí mismo optó por ser candidato a la intendencia capitalina.

Por segunda vez, ya que en 2019 había perdido (también con Llaryora).

Sorprendió al anunciar su candidatura a intendente afirmando que Córdoba venía “en caída libre” después de la intendencia de Rubén Martín. Obviamente, el dardo era para Ramón Mestre (hijo) y sus dos gestiones, entre 2011 y 2019.

Pero la afirmación también incluyó a la gestión municipal de su propio (y supuesto) aliado, Luis Juez, intendente entre 2003 y 2007. Una gestión a la que, en la campaña de 2019, ya había calificado como una “catástrofe”. Quizás por eso lo excluyó deliberadamente en el lanzamiento de sus 60 propuestas.

Un novelón mexicano. O turco. De esos con tantas idas y vueltas como capítulos son necesarios para mantener la audiencia enganchada al televisor. En fin, al día de hoy, “Rodri” De Loredo hace su campaña (manejeando un taxi, o lanzándose -de traje y corbata- desde un avión) para la intendencia de la ciudad de Córdoba. Y sin Juez, como si la elección provincial del 25 de junio no existiera, o ya hubiera pasado. O, peor, lo que suceda en la provincia no le importase demasiado (vale la pena recordar que la elección municipal es el 23 de julio).

Mientras tanto, el pertinaz Luis Juez recorre el interior provincial con el presidente de la UCR como compañero de fórmula, un dirigente del interior con una escasa intención de voto. La pregunta de la telenovela: ¿en la capital hará campaña con De Loredo…?

Tras 20 años, otra vez, Juez intentará llegar a la gobernación. Casi a solas, le cuesta mostrar que él es lo nuevo. Y, mucho más, que la UCR lo apoya en serio: Rodrigo de Loredo se llevó la coca y lo dejó con el fernet que, como se sabe, es un trago amargo.

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