México y sus circunstancias

Por José Emilio Ortega

México y sus circunstancias

Atravesando una ola de calor (con temperaturas superiores a los 45°), México culminó el 2 de junio su proceso electoral. Triunfó cómodamente (alrededor del 60%) la candidata oficialista, Claudia Scheinbaum, aventajando por 30 puntos a su principal rival, Xóchitl Gálvez.

Se renovaron 20.375 cargos, desde la presidencia del país hasta escaños municipales, en los 31 estados federales y la Ciudad Autónoma de México. Diverso, multicultural, influyente, contradictorio, con más de un siglo de elecciones consecutivas al amparo constitucional, México encarna un desafiante presente. Según datos oficiales (aún en proceso), votaron unos 58 millones de personas (el 60% de los 98 millones habilitados). La población total asciende a 129 millones. En el exterior viven 11 millones (el 97%, radicados en EEUU).

La coalición oficialista “Seguimos haciendo historia”, impulsada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), actual presidente, puntal del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA, fundado en 2011), e integrada por los partidos del Trabajo y Verde Ecologista triunfó en 31 estados y gobernará 23 jurisdicciones, entre ellos la Ciudad de México (clave para disputar la presidencia), con significativa mayoría en el Congreso. La coalición derrotada, “Fuerza y Corazón por México”, conformada por el PRI, fundado en 1929 y gobierno sin interrupciones por más de 70 años; el Partido Autonomista Nacional y el Partido de la Revolución Democrática; tendrá representación legislativa y gobernará 7 estados (5 el PAN y 2 el PRI). La tercera fuerza, Movimiento Ciudadano, nacida en 1999, controlará dos estados y participará en el Congreso.

Las coaliciones reflejan la actualidad de las generaciones partidarias. Los más añejos, competidores acérrimos por décadas, se confunden en desgastada oposición. A sus 70 años, AMLO, ex militante del PRI y del PRD (fue su candidato a presidente), tras crear el MORENA alcanzó la primera magistratura (2018) y coaligó a partidos más jóvenes. Aparece como “rara avis”: no sólo su partido es de los pocos oficialismos vencedores en elecciones post pandemia (apenas tres sobre las últimas veinte presidenciales latinoamericanas), sino que el presidente mantiene un sólido 60% de opinión pública favorable.

Claroscuros

La viga maestra del triunfo es la recuperación económica. Asumiendo en una larga recesión, en su primer año de mandato AMLO no revirtió la tendencia (-0,3%), desplomándose un 8,5% en 2020, para recuperarse un 15,6% entre 2021 y 2024. La inversión directa creció un 20% y el salario real un 3% en el sexenio. La inflación de 2023 (4,66%) no amenazó la desocupación (2,6%) ni disparó los indicadores de pobreza, aún alta (36%). Si bien aproximadamente cinco millones de mexicanos dejaron de ser pobres en el período, sigue estancado el número de indigentes (7%). Es determinante la magnitud del aporte de los mexicanos que residen en el exterior: unos 50.000 millones de dólares/año en remesas enviadas al país, aproximadamente el doble de las divisas generadas por exportaciones petroleras.

Se afirma que además de los resultados económicos, AMLO instauró una eficaz comunicación institucional, que trasciende sus “mañaneras” (conferencias de prensa a primera hora del día). Además de fidelizar y polarizar, supo ganar adherentes entre quienes respetan su experiencia y coherencia entre las posiciones asumidas cuando opositor, respecto a las impulsadas desde el gobierno.

Sheimbaun, primera presidenta electa en la historia mexicana, cuenta con prestigio. Fue secretaria de Ambiente, luego jefa de Gobierno de la capital mexicana, y es una referente académica (doctora en Ingeniería de las Energías, con participación en el equipo de expertos en cambio climático que en 2007 ganó el premio Nobel de la Paz).

Su sexenio presentará elevados retos: mejorar la provisión de bienes públicos, como salud y educación (deteriorados en los últimos lustros) a lo largo y lo ancho de los casi dos millones de kilómetros cuadrados del país; profundizar la atención de pueblos indígenas (un 6% de la población); ratificar la presencia de México entre los mayores PBI del mundo -1,6 billones de dólares-, siendo limítrofe de la primera potencia global (AMLO, cauto con Washington, sostiene una lectura multipolar del mundo); rediscutir junto a EEUU y Canadá los términos del acuerdo comercial continental; profundizar una agenda sustentable y participar de la discusión internacional sobre patrones energéticos (siendo México productor petrolero); en especial, superar la endémica violencia social, presente en más del 70% del territorio según informes, con 30 asesinatos de candidatos en la última campaña electoral (contemplada la totalidad de víctimas en los atentados son más de 70 muertes) y la renuncia a candidaturas de unos 500 amenazados.

Los sexenios continuos del PAN (2000-2012) quebraron la idea de un partido hegemónico. Aunque sin consolidar un nuevo predominio, precipitaron el desgaste de la oferta electoral tradicional. ¿Será éste el momento para la afirmación de una nueva matriz de poder? A eso parece apuntar el plafón ideológico planteado por AMLO y Sheinbaun, señalando el comienzo de un proceso que sindican como “cuarta transformación” histórico-política (las tres anteriores serían los períodos de independencia (1810-1821), la Reforma (1858-1861) y la Revolución (1910-1921). ¿Construir mitos que son pasado y también futuro, como diría Carlos Fuentes? Moderados y conservadores rehúyen el concepto, pidiendo menos polarización.

Todos miran el escrutinio final, que determinará la asignación de bancas en el Congreso, en un sistema complejo: en el Senado (132 bancas), se combinan mayorías simples, primeras minorías y representación proporcional. En Diputados (500 bancas), 300 son electas por circunscripción uninominal y 200 por representación proporcional. Se dice que una mayoría consolidada facilitará las transformaciones. También, que podría alentar una tiranía parlamentaria que afecte la independencia de los poderes.

Agenda, convivencia, integración, equidad, pacificación. Palabras reiteradas en tantos discursos. Indispensables para que México (país que la Argentina debería observar atentamente en muchos planos) afronte sus circunstancias. Con todos, y para todos.

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