El 4 de abril comenzó a desarrollarse el proceso electoral en las 13 facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y sus 23 sedes del Ciclo Básico Común (CBC), para definir los representantes estudiantiles en los Consejos Directivos de cada unidad académica. Al mismo tiempo se realizaron las elecciones en los centros de estudiantes de todas las facultades. Las distintas corrientes políticas nacionales intervinieron en esta contienda electoral para integrar el gobierno de la Universidad más grande de Latinoamérica que hoy tiene más de 300.000 estudiantes, lo que constituye una verdadera expresión política de la juventud universitaria. Participaron las agrupaciones referenciadas en JxC, donde Franja Morada es predominante. Por su parte, las diversas agrupaciones peronistas (La Cámpora, Impulso, El Torrente, La Centeno) que integran el Frente de Todos evidenciaron la fuerte interna que vive en ese frente presentando listas por separado.
Asimismo, estuvieron presentes las distintas fuerzas de la izquierda, encabezadas por el Frente de Izquierda Unidad, que en esta ocasión logró consolidar un sistema de alianzas en la mayoría de las unidades académicas. Y como ya es habitual en este tipo de elecciones, se presentaron además decenas de agrupaciones que no se identifican ideológicamente con ningún partido, y que representan expresiones políticas independientes. Sin dudas los grandes ausentes en estas jornadas electorales fueron los libertarios que responden a Javier Milei, que no lograron presentar listas en ninguna facultad (en Económicas integraron marginalmente las listas del PRO de Patricia Bullrich). Llama la atención que el denominado “fenómeno juvenil libertario” no haya podido hacer pie en la UBA, lo que lleva a pensar que más que un fenómeno político se trata de un fenómeno mediático, creado y potenciado a través de las redes sociales con los nicks más variados e inverosímiles.
Estos jóvenes llenan Tik Tok con cientos de videos que reproducen las intervenciones de Milei, pero han demostrado ser incapaces de conformar y articular una fuerza política en el ámbito universitario.
No desconocemos los efectos que potencialmente puede producir el marketing político, y más aún en los tiempos que corren, pero consideramos que es necesario marcar sus límites y en ningún caso deberá confundirse la difusión alcanzada mediante las redes sociales con la construcción de una verdadera corriente juvenil militante, que sea capaz de participar activamente en la vida política e ideológica de la comunidad universitaria.
A lo largo de sus 200 años de historia, la UBA siempre ha sido una caja de resonancia de los episodios políticos más emblemáticos, y los estudiantes universitarios no sólo estuvieron presentes, sino que fueron protagonistas destacados. Basta con recordar los hechos acaecidos en la trágica “noche de los bastones largos” (29 de julio de 1966), cuando fuerzas de la Policía Federal desalojaron violentamente cinco facultades que estaban ocupadas por estudiantes, profesores y graduados, en protesta ante la decisión del gobierno militar de intervenir las universidades públicas y suprimir su régimen autonómico.
Además, los estudiantes enfrentaron con valentía las políticas contrarias a la universidad pública y gratuita que desplegaron gobiernos ya de facto, ya de iure, y se opusieron tenazmente tanto a la sanción de la Ley de Educación Superior concebida en la década del 90 por el menemismo, como a los recortes presupuestarios implementados durante la gestión de Fernando de la Rúa, cuando Ricardo López Murphy era ministro de Economía, por sólo mencionar algunos casos.
La juventud universitaria también fue la protagonista excluyente del movimiento reformista que estalló en el año 1918 en el ámbito de la UNC, la casa de altos estudios más antigua del Cono Sur, un movimiento que a partir de allí se irradió hacia otras universidades argentinas y a gran parte de Latinoamérica. Y estuvo presente en las calles de esta ciudad, junto a obreros y trabajadores, el día 29 de mayo de 1969 en aquella célebre pueblada conocida como el Cordobazo, que marcó el principio del fin de la dictadura de Juan Carlos Onganía.
Los jóvenes libertarios de hoy, que centran su atención en las redes sociales y se consideran rebeldes al grabar y subir videos a Tik Tok, pero que carecen de toda acción política real, poco y nada tienen que ver con aquella juventud universitaria, que estaba decididamente comprometida con la militancia social y la democracia representativa, con la educación pública y los intereses de la Patria, siendo la genuina expresión de la rebeldía política estudiantil.
Por eso, respondemos al planteo que efectúa en su última obra Pablo Stefanoni (en referencia al libro “¿La rebeldía se volvió de derecha?”) afirmando que la rebeldía nunca fue, no es ni jamás será de la derecha, ni siquiera de las “nuevas derechas alternativas” que se ubican a la derecha de los partidos conservadores y liberales convencionales. La historia así lo demuestra y el devenir presente del “fenómeno juvenil libertario” no hace más que confirmar nuestra posición.
Abogado y docente universitario