Polémica por las obras públicas en la ciudad

Carta de lectores

Polémica por las obras públicas en la ciudad

Sr. Director:

Quiero responder por este medio con respecto a la nota publicada por el Sr. Federico G. Bordese (Historiador) en Cartas de Lectores del 10/5/22.

El lector F. G. Bordese queda sorprendido por las críticas que se llevan a cabo por la intervención actual al Mercado Sur, atribuyendo cierta desconsideración a “quién hace algo en la ciudad” o problemas atribuidos a “bandos políticos”. Creo que la realidad nos pinta otra cosa.

La oposición (por el Radicalismo), ante las intervenciones de este audaz y poco conocido intendente, viene haciendo la “vista gorda”, ha dejado hacer y deshacer a su antojo, ningún cuestionamiento en las decisiones ni en los gastos, ni en nada que se le parezca al control de gestión, ¿será por la paupérrima gestión del anterior? ¿Será que hay “intereses” compartidos?

El lector, en su carta dice que la oposición no es desde la política. Es la oposición de la gente que ha cuestionado esto, algunos historiadores, como dice ser, valoran el patrimonio arquitectónico de Córdoba, otros que no lo son, se oponen motivados por cuestiones estéticas, urbanas y de forma, como el de pretender generar un espacio de “esparcimiento” entre dos caudalosas y caóticas arterias. (Mercado Sur).

El lector plantea la disyuntiva entre “progresismo vs. seguir conservando”, valoraciones absolutamente subjetivas de acuerdo a cómo se aborde y resuelva el problema en cuestión, para hacer el “bien” tal vez deba hacer cambios, o a veces deba conservar lo que tengo. Muchas aberraciones se hicieron en nombre del “progreso”, como historiador debería saberlo, cómo defiende y opina bajo “gustos” personales, yo lo invito a “gustar” de herramientas civilizadas y democráticas como el concurso de ideas, concurso de proyectos, consultas populares para llevar a cabo obras que pagamos todos y que también se pretende que las disfrutemos las mayorías.

La práctica actual es a puertas cerradas. La población se entera cuando llenaron de chapas la futura obra, que los transeúntes se las arreglen como mejor puedan y jamás dar la cara ante las cámaras.

No me refiero a plebiscitar obras de mantenimiento de calles ni instalación de lámparas en las calles. Pero sí cuando afectamos el caudal en un 50% de la arteria principal de Córdoba por un caprichoso cantero al medio (Chacabuco); por obligar a caminar 500 metros en subida a la población que toma colectivos por la peatonalización de San Jerónimo; vallar plazas sin ver al menos un cartel que muestre el proyecto a realizar manteniendo la obra por tiempos innecesariamente extensos, como el parque Las Heras, con todo dado vuelta. Por todo esto amerita que haya una consulta, un planteo maduro ante la gente, ante la prensa. Nada de eso pasa, decisiones apresuradas para que “no sea cosa que arruinen algún negocio”, actuar sobre los hechos consumados y a oscuras.

Y desde lo profesional, daré mi opinión puntual, parecen proyectos típicos elaborados a las corridas por estudiantes de Arquitectura I, en donde los docentes nos inducían a crear, a volar con la imaginación, dibujismo puro, sin aún relacionarnos con condicionantes económicas, ni sociales, ni funcionales, “que impacte” era la cosa.

Todas estas obras mencionadas deberían ser paralizadas, hasta reanalizarlas en profundidad. Vivimos en una democracia y no en un gobierno de facto.

Y digo “de facto” aunque moleste, ya que es una gestión que actúa sobre los hechos consumados, perdón por la reiteración, pero es necesario entenderlo. En un gobierno “de facto” no hay oposición, y acá tampoco. Todo es muy extraño. ¿Habrá que entender que esto es “cordobesismo”?

Y permítame que contradiga al lector de la mencionada carta, en cuanto a que, quien busca popularidad no son los quejosos ciudadanos, sino esta gestión que busca con estas obras “llamativas”, de alto impacto, ser trampolín para la candidatura a la Gobernación.

Hay que despertar. Nos usan de la peor forma.

 

Daniel E. Etchemendy, arquitecto.

Salir de la versión móvil