¿Será Kamala?

Por David Gómez

¿Será Kamala?

Joe Biden ha acabado cediendo a la presión: ha retirado su candidatura para las elecciones. Su renuncia ha provocado una situación inédita en la historia del país. Por primera vez, un candidato abandona la carrera después de ganar las primarias de su partido. Ahora los demócratas deberán elegir a su reemplazo, que se confirmará en la Convención Nacional de Chicago, del 19 al 22 de agosto. Todo indicaría que la elegida será la vicepresidenta, Kamala Harris, después de que Biden le mostrara su apoyo. Pero ¿tiene Harris la candidatura garantizada, o deberá enfrentarse a unas primarias? ¿Y quién sería su vicepresidente?

Kamala tiene todas las chances para ser la nueva candidata demócrata en noviembre; ha recibido el respaldo de la mayoría de líderes del partido; es reconocida a nivel nacional; cuenta con el apoyo del establishment; es especialmente popular entre las mujeres y los afroamericanos, dos grupos de votantes fundamentales dentro del electorado demócrata. Además, Harris mejora el desempeño de Biden en las encuestas de las últimas semanas en un hipotético enfrentamiento contra Donald Trump.

La elección de Harris también permitiría disipar cualquier amago de división interna y dar continuidad a la campaña electoral demócrata, basada en la idea de “acabar el trabajo” iniciado por la Administración Biden en 2021. Pero, sobre todo, la nominación de la actual vicepresidenta facilitaría que los demócratas pudieran canalizar los fondos recaudados por Biden hacia su candidatura. Por todo ello, la opción más probable es que los delegados comprometidos con Biden tras las primarias trasladen su apoyo a Harris en la convención demócrata, donde los más de 4.000 delegados votarán por un nuevo candidato.

Biden había logrado el apoyo de casi todos ellos tras ganar las primarias sin apenas oposición; y aunque ahora pueden elegir libremente al aspirante que consideren, las reglas demócratas sostienen que los delegados comprometidos con un candidato deben reflejar los sentimientos de aquellos que los eligieron: después de que Biden mostrara su apoyo público a Kamala, es probable que estos delegados reflejen la voluntad del mandatario y respalden a la vicepresidenta. Uno de los principales interrogantes que plantea la elección de Harris es quién sería su candidato a vicepresidente. El perfil que buscan los demócratas es el de un hombre blanco que complemente a una mujer negra como Harris y que goce de gran popularidad en alguno de los estados más disputados.

En las últimas horas, han sonado nombres como el de Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania; Roy Cooper, gobernador de Carolina del Norte; Andy Beshear, gobernador de Kentucky; o Mark Kelly, senador por Arizona. También han aparecido en las apuestas otras figuras reconocidas, como el secretario de Transportes, Pete Buttigieg. Shapiro es el favorito: cuenta con la ventaja de ser la cabeza visible del partido en Pensilvania, uno de los estados del “cinturón del óxido”, junto a Míchigan y Wisconsin. El “cinturón del óxido” es una zona geográfica caracterizada por el alto porcentaje de población blanca trabajadora, y donde los demócratas suelen concentrar sus esfuerzos electorales.

De hecho, la victoria de Biden allí resultó clave en su triunfo frente a Trump en 2020. Sin embargo, los demócratas podrían optar por no elegir directamente a Harris, y abrir la nominación presidencial a otros contendientes. Esto dejaría dos posibles escenarios: el primero es la organización de una convención abierta, en la que los delegados vayan sin haber comprometido su voto previamente por ningún candidato. La nominación se lograría, así, con el apoyo de 1.969 delegados. Pecho muchos demócratas temen que una convención abierta desencadene una guerra interna por el liderazgo (como sucedió en la convención de 1968, celebrada también en Chicago, y que terminó con la derrota del candidato demócrata, Hubert Humphrey, frente al republicano Richard Nixon). Si ningún candidato consiguiera mayoría en la primera votación, se abriría una convención negociada, en la que se celebrarían tantas rondas de votación como fueran necesarias.

Las convenciones negociadas se caracterizan por los acuerdos secretos de los candidatos con los jefes locales del partido, los delegados estatales y los funcionarios electos. La última convención demócrata negociada se celebró en 1952, cuando el gobernador de Illinois, Adlai Stevenson, logró la nominación a pesar de no haberse postulado inicialmente como candidato. Después, perdería las elecciones frente al republicano Dwight Eisenhower, poniendo fin a dos décadas de hegemonía demócrata. La última alternativa es que los demócratas organicen un nuevo proceso de primarias abiertas para elegir al sustituto de Biden. Hasta ahora, varios líderes del partido, como el ex presidente Barack Obama, o la ex presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, no han apoyado públicamente la elección de Harris. Esto podría interpretarse como un apoyo implícito a unas nuevas primarias. Sin embargo, si el partido cierra filas en torno a la vicepresidenta, es probable que tanto Obama como Pelosi terminen por apoyarla.

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