Con la reestructuración de la deuda externa en manos de acreedores privados ya prácticamente resuelta (solo faltan detalles legales), el gobierno nacional sabe que su próxima misión en materia financiera es arreglar un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Es que, el país mantiene un pasivo cercano a los US$ 44.000 millones con ese organismo, por lo que no se trata de una negociación fácil.
Los funcionarios encargados de llevar a cabo estas tratativas son conscientes de esta situación o, al menos, así lo afirman. En este plano, el ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, aseguró ayer que esa negociación será dura y va a llevar meses”, por lo que estimó que es posible que recién a comienzos del año que viene podamos cerrar un acuerdo”. Iniciaremos el proceso a finales de agosto o principios de septiembre y llevará al menos seis meses”, enfatizó.
No vemos rápido el acuerdo por la cantidad de cuestiones que hay que negociar”, consideró el titular del Palacio de Hacienda y explicó que vamos a generar un debate amplio que va a llevar tiempo, vamos discutir cada detalle sobre la base de la prudencia”. En este sentido, adelantó que seguramente habrá intereses (del Fondo) que se van a ver manifestados en las negociaciones” y que no se tiene que descartar que ese tipo de pedidos puedan empezar a manifestarse”.
Frente a esta posibilidad, el funcionario anticipó: No vamos a aceptar nada que vaya en contra del desarrollo virtuoso y estable de la Argentina”. En esta misma línea se pronunció el presidente Alberto Fernández, quien enfatizó: No estamos en estado de aceptar ninguna condicionalidad del FMI. Le vamos a pedir que confíe en nosotros porque no podemos ajustar y porque sabemos que vamos a cumplir nuestras obligaciones”. A su vez, Fernández consideró que la titular del organismo, Kristalina Georgieva, es una mujer que tiene una mirada especial sobre la economía y creo que ellos no insistirán con el ajuste”.
Si el Fondo dijo que la deuda no era sostenible tal como estaba era porque decía que la Argentina no tenía de donde sacar los recursos, eso es lo mismo que decir que el país no tiene donde ajustar y eso es una lectura correcta”, valoró el mandatario. En el marco de esas declaraciones, el jefe de Estado aseguró que los dogmas del FMI se cayeron a pedazos”.
Por otra parte, Guzmán intentó explicar la naturaleza del programa definido entre el FMI y la Argentina durante la gestión de Mauricio Macri al frente del Ejecutivo nacional. Es cierto que muchos vieron el préstamo como un apoyo explícito al gobierno anterior, y así fue manifestado: un apoyo para que gane las elecciones”, manifestó. Y agregó: No hubo una legitimidad percibida sobre las premisas en que se basaba ese programa, contracción fiscal junto a contracción monetaria en un contexto de recesión, lo que generó una caída de la demanda agregada y agravó la recesión”.
La contracción monetaria no estabilizó los precios, sino que persistió la inflación y hubo una caída de la base monetaria en términos reales. Lo cual encareció el crédito: la tasa efectiva llegó a superar el 80% anual”, detalló Guzmán. Y comparó: Lo que se hizo no ha sido muy distinto de los programas que fracasaron a finales de los 90 en distintos lugares del mundo”.
Stiglitz vislumbra tres grandes desafíos
El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz consideró ayer que luego del acuerdo con los bonistas, al ministro Martín Guzmán le esperan otros tres grandes desafíos: las tratativas con el FMI, las reformas y las consecuencias de la pandemia de coronavirus. En cuanto al primer punto, el especialista, quien fuera uno de los principales mentores del funcionario argentino, consideró: Una de las cosas que demostró la última negociación es que la institución cambió; es una institución nueva”.
Me alegra mucho que la nueva directora del FMI se defina como la primera directora proveniente de un mercado emergente”, enfatizó. Asimismo, ante los efectos del coronavirus, el premiado economista indicó que es algo mundial, por lo que afecta las exportaciones y las inversiones extranjeras así que no se puede predecir con mucha certeza qué pasará en un futuro”.
Lo único que podemos decir es que se puede hacer todo lo posible por mejorar las cosas, por prepararnos para lo que será el mundo pospandemia, para que cuando lleguemos a ese mundo la Argentina esté sobre bases sólidas”, evaluó el economista estadounidense. Por otra parte, Stiglitz volvió a disparar contras los acreedores de Argentina al tildarlos de obtusos, obstinados y también insensibles”.