Embajador argentino compartió la asunción de Ortega con un iraní acusado por la Amia

El funcionario persa Mohsen Rezai tiene alerta roja de Interpol por el atentado terrorista a la mutual judía

Embajador argentino compartió la asunción de Ortega con un iraní acusado por la Amia

Mohsen Rezai, entre el venezolano Nicolás Maduro y el sandinista Daniel Ortega.

Tras las duras críticas de la oposición y del pedido para que el canciller Santiago Cafiero se presente a dar explicaciones en el Congreso, el Gobierno nacional salió ayer a rechazar oficialmente la presencia de uno de los acusados por el atentado terrorista a la Amia en la ceremonia de reasunción de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua.

A través de la Cancillería, la gestión de Alberto Fernández se refirió al funcionario iraní Mohsen Rezai y sostuvo que “su presencia en Managua constituye una afrenta a la Justicia argentina y a las víctimas del brutal atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia)”. “La República Argentina expresa su más enérgica condena a la presencia de Mohsen Rezai en el acto de toma de posesión del presidente de Nicaragua”, afirmó la cartera que dirige Cafiero.

Y finalizó: “El Gobierno argentino exige una vez más al Gobierno de Irán la cooperación de manera plena con la Justicia argentina, permitiendo que las personas que han sido acusadas de participar del atentado contra la Amia sean juzgadas por los tribunales competentes”.

La Argentina estuvo representada en el acto de reasunción de Ortega por el embajador Daniel Capitanich, quien, según fuentes de la Cancillería no compartió actividad alguna con Rezai. Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino aseguraron que Capitanich desconocía que Rezai iba a estar en Managua y por eso no actuó. “Estaba en otro sector de invitados, nunca lo vio; se enteró por Infobae de lo que había pasado”, admitieron las fuentes ante la consulta del mencionado portal digital.

El dirigente persa está acusado por la Justicia argentina de haber sido uno de los jerarcas militares que autorizó el plan para llevar a cabo el atentado, que se ejecutó el 18 de julio de 1994 y que dejó un saldo de 85 víctimas fatales y centenares de heridos: por esa razón pesa sobre él una alerta roja de Interpol. Al pesar sobre él la captura internacional, debió ser detenido. Incluso, la Argentina debió pedirle al nicaragüense que lo detuviera. Meses atrás, Cancillería había condenado su designación en el gobierno iraní. Esta vez, Rezai fue un invitado de honor de Ortega, en presencia de Capitanich, un gesto que causó sorpresa.

Por esta razón, el rol de Rezai en la asunción de Ortega fue interpretado por algunos sectores de la diplomacia nacional como una provocación de la conducción nicaragüense a la Argentina dada su postura crítica ante el viciado proceso electoral de noviembre que incluyeron candidatos y referentes sociales presos.

Tras los hechos, referentes de Juntos por el Cambio criticaron al Gobierno por la polémica generada ante la presencia del iraní. “El Gobierno de Alberto Fernández repudia, tarde y mal, la participación de Mohsen Rezai en el acto de reasunción de Ortega, pero me gustaría que digan si, al saber que el acusado del atentado a la Amia estaba allí, han arbitrado los medios para solicitar su urgente extradición”, planteó el diputado nacional de la UCR Alfredo Cornejo.

Finalmente, al filo de la jornada se supo que mediante una nota de protesta dirigida a la embajada de Nicaragua en la Argentina, la Cancillería pidió que el gobierno de aquel país colabore con la detención de Rezai.  «El gobierno argentino lamenta profundamente tomar conocimiento de la presencia en la República de Nicaragua del Sr. Rezai, debiendo recordar que sobre este último pesa una orden de detención internacional, librada por la Justicia argentina», señala el texto enviado por la cartera que conduce el canciller Santiago Cafiero.

La misiva puntualiza que Rezai «se encuentra imputado en el marco de la causa que investiga el peor atentado terrorista que la República Argentina ha sufrido en su territorio y que costó la pérdida de 85 ciudadanos argentinos y cientos de heridos, acaecido el 18 de julio de 1994 en contra de la sede de la AMIA /DAIA».
«El gobierno de la República Argentina se encuentra plenamente comprometido en hacer justicia para las víctimas», indicó la Cancillería en un comunicado.  Además, destacó que la Argentina «no cesará en su objetivo de lograr que todas las personas involucradas en dicho ataque comparezcan ante los tribunales argentinos, a fines de ser interrogadas y, eventualmente, condenadas».

Enérgico repudio de la Daia y Amia

La presencia argentina junto a Mohsen Rezai en la reasunción de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua cosechó el repudio tanto de Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia) como de la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia).

En el caso de la primera, expresó su “absoluto repudio” a la actitud del embajador argentino en Managua, Daniel Capitanich, por medio de una carta de protesta dirigida al canciller Santiago Cafiero. “Nuestro más absoluto repudio a la conducta del embajador de nuestro país en Nicaragua, Daniel Capitanich, quien no solo no previó la presencia de Mohsen Rezai, uno de los principales acusados por la justicia argentina de haber sido partícipe del atentado perpetrado contra la sede de la Amia-Daia, en el acto de reasunción del presidente de ese país, Daniel Ortega, sino que tampoco se retiró del lugar”, expresó en la nota la cúpula de la entidad política de la comunidad judía.

En tanto, la Amia exigió al Gobierno que “explique” por qué el embajador argentino “no se retiró” de la ceremonia al enterarse de que también estaba allí un funcionario iraní buscado por la Justicia en la causa por el atentado terrorista de 1994.

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