La Universidad Nacional de Córdoba (UNC) se convirtió ayer en la primera casa de altos estudios del país en aprobar la utilización de lenguaje inclusivo en todos sus ámbitos, gracias a un proyecto aprobado por el Honorable Consejo Superior (HCS).
La iniciativa había sido presentada hace unas semanas por la agrupación estudiantil La Bisagra y trabajada luego de manera colectiva por múltiples integrantes del HCS. El proyecto recomienda a las 15 facultades de la universidad y a los colegios preuniversitarios el uso del lenguaje inclusivo en comunicaciones oficiales, producciones académicas y en el desarrollo de las tesis.
Sin embargo, si bien la iniciativa originalmente promovía la utilización de la “e” o la “x” como manifestaciones “no normadas ni formales” de la academia (en lugar de vocales como “a” u “o”), en las instancias de debate encontró resistencia en algunos miembros del HCS, por lo que el espacio estudiantil accedió a resignar ese reclamo para lograr una aprobación por unanimidad.
“El proyecto recomienda el uso de un lenguaje inclusivo, no discriminatorio, pero no significa para nada el uso de la e, la x y el @. Para lograr este importante consenso, los estudiantes depusieron esa pretensión, que habían propuesto al inicio. No íbamos a recomendar salir de la norma”, explicó a su vez la decana de la facultad de Lenguas, Elena Pérez, desestimó la posibilidad de que la UNC acepte el neologismo “todes” y sus derivados.
El HCS informó además que Pérez, junto con EUP y el Colegio Preuniversitario Manuel Belgrano, “están acabando la elaboración del primer manual universitario de recomendaciones de uso de lenguaje inclusivo en instancias jurídicas, administrativas, institucionales y formales”.
Desde La Bisagra, celebraron la aprobación si bien admitieron que “inicialmente quisimos incorporar expresiones no reguladas por la academia, como la e y la x, en lugar de vocales que designan la identidad de género”. Precisaron además que el proyecto aprobado entiende por “lenguaje inclusivo toda manifestación libre de palabras o géneros que expresan visiones prejuiciosas, estereotipadas, o discriminatorias a personas o colectivos sociales”.
La resolución no obliga empero a aplicar el lenguaje inclusivo, pero deja sentadas estas recomendaciones para todos los miembros y ámbitos de la universidad.
“Sirven para aquellas personas que están pensando en evitar el uso del masculino, que tengan a mano un montón de ejemplos (…). El lenguaje incluyente es una forma de pensar en clave de inclusión”, explicó Pérez.