El 19 de diciembre, un vecino de Zunilda Gómez, una mujer de 33 años embarazada de tres meses y medio, dio positivo de Covid-19 en la localidad de Clorinda, Formosa. A partir de ese momento, comenzó una odisea para Zunilda y su familia, que terminó con la pérdida del embarazado de ésta.
Según comentó, las autoridades policiales obligaron a ella, su esposo Juan Gabriel Núñez Centurión de 32 años y sus tres hijos de 5, 8 y 12 años a aislarse en el hotel Embajador de esa localidad formoseña, espacio que funciona como espacio de aislamiento para casos sospechosos de coronavirus, a pesar de haberles asegurado a las autoridades sanitarias de que no tuvieron contacto con el hombre contagiado.
Al llegar al hotel fueron hisopados, proceso que se repitió el 26 de diciembre. En ambas oportunidades, todos dieron negativo. Sin embargo, los obligaron a continuar aislados en un lugar que no se sentían cómodos, aún sin estar contagiados. «El lugar era muy chico y nosotros teníamos que limpiarlo. Cuando llegamos, las sábanas eran viejas, estaban usadas y había colillas de cigarrillo. No había mesa, solo dos sillas, tres tenedores y un cuchillo, que ni sabíamos quién los había usado. Nos quedábamos en la cama porque no podíamos salir, estábamos en una pieza y no podíamos ir al pasillo», comentó Zunilda.
Fue en esos días que comenzó a tener pérdidas de sangre, por lo que su pareja solicitó que recibida atención médica inmediatamente. Zunilda fue traslada al hospital Cruz Felipe Arnedo, donde recibió medicación. Luego de esto, la enviaron nuevamente al centro de aislamiento, sin ser positiva de Covid-19 y con un evidente cuadro de estrés generado por la situación que estaban atravesando con su familia.
Las cosas continuaron empeorando cuando Juan Gabriel, su marido, dio positivo de Covid-19 el 31 de diciembre. Sin embargo, denuncian que no les mostraron nunca ningún papel ni documento oficial con los resultados de los testeos, sino que sólo se los transmitían verbalmente. Por este positivo, su marido es trasladado a otro centro, quedando ella sola con sus hijos y su embarazo en el hotel Embajador.
El 4 de enero volvió a tener pérdidas de sangre: Cuando me llevaron al hospital, el doctor me dijo que ya había expulsado a mi bebé en el hotel, que tenía coágulos y debía quedarme internada para hacerme un legrado”. Según contó, Zunilda reclamó la copia de su historia clínica en el hospital, donde le dijeron que la habían extraviado.
Según denunció, esto sucedió porque a ella le afectó el encierro” y cómo la tenían ahí bajo llave” sin dejarla salir ni al pasillo”. La verdad, lo que yo pasé con mi familia no se lo deseo a nadie. Nosotros estábamos aisladas en el Hotel Embajador, en Clorinda, donde yo perdí mi embarazo. Fue en el hotel porque cuando me llevaron al hospital el doctor me dijo que yo ya había expulsado a mi bebé, que solamente quedaban coágulos”, detalló.
Los niños habían quedado solos en el centro de aislamiento: Le dije a mi hija que se encerrara, trabara la puerta con la silla y le diera el celular a la más chiquita para entretenerla. Le pregunté a la Policía qué iba a pasar con ellos, quién se iba a hacer cargo y me dijo que había un oficial. Yo no dormí en toda la noche sabiendo que estaban ahí solos”.
El 14 de enero fue la fecha donde pareció acabarse ese calvario, cuando les permitieron volver a su hogar tras cinco hisopados negativos y casi un mes encerrados. Sin embargo, las secuelas quedan. Hasta miedo de salir a la calle tenemos ahora porque en cualquier momento y por cualquier cosa te quieren llevar. Yo perdí todo ahí adentro. Entré sana, entré bien, y me pasó esto”, cerró la mujer.
Este testimonio surge en un momento de convulsión para el gobierno de Formosa, donde la oposición solicitó la intervención federal y que organizaciones defensoras de los derechos humanas se hagan presentes para atender las denuncias por violaciones a los mismos.