Una encuesta reciente de Delfos, elaborada por Luis Dall’Aglio y Norman Berra, analizó la autoimagen de los cordobeses y dejó al descubierto una mezcla de orgullo, ironía y espíritu rebelde. El relevamiento se realizó entre el 19 y el 24 de octubre de 2025, con 800 personas mayores de 18 años de toda la provincia, un margen de error del 2,9% y una confiabilidad del 95,5%.
De “el faro del país” a “un desastre”: orgullo e ironía en partes iguales
¿Cómo se ven los cordobeses? Las respuestas más frecuentes revelan una polarización emocional muy cordobesa:
“Un desastre” (10,8%)
“El faro del país” (6,4%)
“Los mejores” (5,4%)
“Únicos” (5,4%)
Informe: Delfos.
La paradoja inicial: ¿Por qué «Un Desastre» es el mayor elogio? Quizás el hallazgo más contraintuitivo del estudio es que la categoría más mencionada por los propios cordobeses para definirse es, con un 10,8%, «un desastre». Lejos de ser un síntoma de baja autoestima, este resultado apunta a una arraigada cultura de la ironía y el humor autocrítico. Es la capacidad de reírse de los propios defectos como una marca de identidad. Según el informe, esta tendencia es notablemente más pronunciada en las mujeres, en los habitantes de la Capital y en los mayores de 30 años. En contraste, el estudio revela una brecha generacional: los jóvenes de 18 a 29 años muestran un sesgo más autocomplaciente.
Esta autocrítica, sin embargo, no existe en un vacío. Convive con un orgullo provincial tan intenso que roza la arrogancia, creando la primera gran contradicción de la identidad cordobesa.
Orgullo feroz y sarcasmo ácido: los dos polos de la identidad. La identidad cordobesa se mueve entre dos extremos que parecen opuestos pero que conviven en perfecta armonía. Por un lado, un orgullo provincial casi feroz se manifiesta en términos como “el faro del país” (6,4%), “los mejores” (5,4%) y “únicos” (5,4%). Por otro lado, una autocrítica mordaz emerge con expresiones como el ya mencionado “un desastre” o incluso “pelotudos” (1,5%). El informe lo resume de manera brillante:
La identidad cordobesa combina alta autoestima colectiva con una autocrítica lúdica y mordaz. Esta mezcla de orgullo y sarcasmo constituye un rasgo psicológico distintivo: reírse de sí mismos sin perder el sentido de superioridad simbólica.
La alegría como idioma común
El informe destaca que la alegría atraviesa todas las generaciones y clases sociales. Los lazos culturales, segùn el estudio, nson mucho más fuertes que las definiciones ideológicas. Términos como “fiesteros”, “cuarteteros”, “alegres” y “divertidos” aparecen constantemente, configurando un lazo social que une a personas de distintas clases sociales y edades. La cultura popular, la celebración y el disfrute cotidiano son pilares fundamentales de su identidad.
Como concluye el análisis, «Córdoba se define más por su cultura que por su ideología». El «ser cordobés» es una experiencia más «emocional y performativo que doctrinaria».
Rebeldía política y contradicciones
En el plano político y social, los cordobeses encarnan otra aparente paradoja. Se ven a sí mismos como “rebeldes” (0,9%) y “luchadores” (1,8%), con una marcada tendencia a la autonomía política que se refleja en definiciones como “antiperonistas” (2,5%) y “libertarios” (2,2%).
Sin embargo, esta veta rebelde convive con un fuerte apego a valores tradicionales. Se describen también como “trabajadores”(2,3%),“coherentes” y “conservadores” (0,9%).
El estudio sugiere que esta no es una simple contradicción, sino una síntesis compleja. La autodefinición «faro del país» no solo implica orgullo, sino también un «sentido de misión nacional, como custodio de valores republicanos y productivos». Esta identidad se basa en una idea de moral cívica que valora el esfuerzo, la responsabilidad y una sana desconfianza hacia el poder centralizado.
La necesidad de ser «únicos»: El fuerte énfasis en ser “únicos”, “diferentes” o “el faro del país” no es simple vanidad. Según el informe, este orgullo desbordante esconde un profundo deseo de reconocimiento externo. Esta necesidad, sugiere el estudio, funciona como una forma de compensar una «sensación de subvaloración por parte del resto del país». Es la reacción de una provincia que se siente central en la historia argentina, pero a menudo periférica en las decisiones del poder político nacional.
Una identidad en contraste
El estudio concluye que Córdoba combina rebeldía y tradición, orgullo y autocrítica, modernidad y conservadurismo. En palabras del informe: “La Córdoba que emerge de este estudio es libre y conservadora, moderna y tradicional, autocrítica y vanidosa, con un fuerte sentido de pertenencia y un deseo constante de marcar diferencia.”
Y al final, ¿no es precisamente en esa compleja e irreductible contradicción donde reside la verdadera esencia del ser cordobés?