Con la inflación controlada, al menos por ahora, uno de los mayores desafíos del Gobierno de Javier Milei es evitar que la desocupación se dispare, especialmente en provincias clave como Córdoba. Por el momento, la tarea no ha dado resultado ya que el deterioro del mercado laboral es preocupante.
Los datos del tercer trimestre publicados esta semana por el Indec evidencian que este proceso de desaceleración económica se ha reflejado en un aumento significativo de la desocupación en el Gran Córdoba, con una subida del 8,8% en la tasa de desempleo.
Aunque este aumento es leve si se compara con el trimestre anterior, la comparación interanual es mucho más preocupante, con un alza del 35% en tan solo un año. De junio a septiembre, la región pasó de tener 52.000 a 70.000 desocupados, lo que representa un incremento de 18.000 personas sin trabajo.
El panorama es aún más complejo cuando se observa que, al mismo tiempo, la cantidad de personas ocupadas cayó en 14.000 en el mismo periodo, lo que refleja que muchos cordobeses no solo están buscando empleo sin éxito, sino que también han perdido sus puestos de trabajo.
En términos más generales, estos 18.000 nuevos desempleados en el Gran Córdoba provienen de dos fuentes: 4.000 personas que salieron a buscar empleo y 14.000 que perdieron sus trabajos durante la administración de Milei. Sin embargo, existen algunos datos positivos que ofrecen cierta esperanza.
La cantidad de “ocupados demandantes” se estabilizó en 222.000 personas, mientras que los subocupados demandantes (aquellos que buscan más horas de trabajo debido a que sus ingresos no les alcanzan) disminuyeron de 104.000 a 86.000. Estas dos variables sugieren que, lentamente, los salarios podrían estar mejorando y que menos personas con empleo están buscando más horas de trabajo.
El grupo de “ocupados demandantes”, que es una categoría que engloba a aquellos trabajadores con más de 35 horas semanales pero con ingresos insuficientes, ha estado en niveles muy elevados desde la crisis de 2018. En el Gran Córdoba, este grupo apenas superaba los 100.000 trabajadores antes de esa crisis, mientras que ahora supera los 200.000.
En resumen, la situación laboral en Córdoba refleja una crisis que va más allá de los números del desempleo. El desafío será no solo crear más puestos de trabajo, sino también integrar a aquellos que hoy no buscan empleo o no pueden acceder a él.