Maternidad tardía y lactancia: desafíos, mitos y derechos pendientes

La especialista María Soledad Mallagray despeja dudas sobre amamantar después de los 35.

Maternidad

En tiempos donde los objetivos de vida cambiaron y la mayoría de las metas y deseos se enfocan en lo profesional, la maternidad después de los 35 años dejó de ser una excepción para convertirse en una realidad cada vez más frecuente. Según la Encuesta Nacional de Lactancia (ENaLac) del 2022, el 11,9% de las personas que gestaron tenían 36 años o más, una cifra que confirma el crecimiento de las llamadas maternidades tardías. Este fenómeno trae consigo preguntas sobre fertilidad, vínculos madre-hijo, lactancia y también sobre las condiciones sociales y laborales que rodean a quienes deciden postergar la llegada de un hijo.

María Soledad Mallagray, egresada de la Asociación Civil Argentina de Puericultura, acompaña a madres en el proceso de gestación y lactancia, y en una entrevista a Hoy Día Córdoba aseguró que el primer gran reto de quienes deciden maternar en edades avanzadas está en el inicio mismo. “A la hora de querer gestar por primera vez a esa edad, el desafío es quedarte embarazada, porque sabemos que el tema de la ovulación en las mujeres pasados los 30 y las posibilidades de ser mamá en un corto o mediano plazo se dificultan, pero por supuesto que no es imposible”, asegura.

Lejos de los discursos que estigmatizan, la puericultora también destaca los aspectos positivos: “La gran ventaja tiene que ver con lo económico, ya que una mamá de 35 no es lo mismo que ser mamá a los 25, cuando seguramente están estudiando o no tienen una carrera estable. Hoy las mujeres priorizan mucho realizarse profesionalmente para tener un respaldo económico a la hora de ser madres”. El cambio cultural se refleja en las estadísticas. Si décadas atrás a los 27 años muchas mujeres ya tenían dos hijos, hoy la edad promedio del primer embarazo se acerca a los 30.

Quienes prefieren postergar la decisión de ser madres, están acudiendo cada vez más al congelamiento de óvulos, y según la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva el 60% de las mujeres llega a la consulta después de los 35 años, mientras que el aumento anual de casos de congelamiento de óvulos ronda el 20% en los centros de fertilidad del país. “A partir de los 35 años, mujeres que aún no están en pareja o que quieren ser madres empiezan a ver la posibilidad de congelar óvulos, porque hay mucha información al respecto de los óvulos luego de los 30”, cuenta Mallagray. En ese sentido, el retraso en la maternidad no aparece como un impedimento definitivo, sino como parte de un proceso más planificado.

Uno de los interrogantes frecuentes es si la edad materna condiciona la capacidad de amamantar, pero Mallagray descarta esa idea y explica: “Una vez que una mujer de 30, 40, 45 años dio a luz, la realidad biológica y fisiológica del cuerpo es la misma. Sale la placenta y se disparan las hormonas de prolactina y oxitocina, que son las responsables de la lactancia. Por supuesto que es lo mismo una mamá de 42 que una de 20, mientras haya estimulación y correcta succión del bebé”.

Siguiendo los datos de la ENaLac 2022, se observa que, si bien la prevalencia general de lactancia no muestra diferencias por edad, al observar el período de 0 a 6 meses sí aparecen matices. En las madres de 36 años o más, la prevalencia de lactancia fue del 88,2%, frente al 91% en menores de 20 y el 92,4% en el grupo de 21 a 35 años.

Por otro lado, existen mitos sobre la lactancia después de los 35 que hay que derribar. “Los mitos circulan de generación en generación, son los mismos en jóvenes o en mayores. Se dice que la leche no alcanza, que el bebé se queda con hambre, que si llora siempre es por hambre. También se escucha que si tomás más malta o mate vas a tener más leche, cuando en realidad la cantidad depende de la succión y la estimulación en el pecho. Así que sí, en todas las edades hay mucho mito alrededor de la lactancia, lamentablemente aún hoy con todas las redes y la información que hay”, señala la profesional.

Presión social y vínculo con los hijos

Las mujeres que deciden postergar la maternidad también cargan con la mirada ajena. Sobre esto, Mallagray reflexiona: “Siempre está la abuela, la tía, la vecina que te va a decir ‘che, pero se te está pasando el tren’. Y la realidad es que hoy en día se ha extendido esa franja etaria en donde la mamá puede ser madre después de los 40 perfectamente. Creo que la presión social existe desde siempre y no sé si alguna vez vamos a erradicarla”.

Respecto al vínculo con los hijos, observa diferencias entre madres jóvenes y mayores: “Hay más miedos, son mamás con más dudas y temerosas. Una mamá de 20 es más relajada, mientras que una de 35 ha sido dueño y reina de todos sus horarios, su rutina, su casa, su independencia, y la llegada de un bebé impacta mucho más. Además, el cansancio físico no es el mismo”.

Lo qué hay que mejorar

A los desafíos personales se suman las falencias institucionales. “Hay mucha violencia obstétrica que pasa con madres mayores, jóvenes y adolescentes, comentarios no deseados, intervenciones sin informarte, incluso no necesarias para apurar el parto”, advierte la puericultora y agrega: “Recordemos que en Argentina tenemos la ley 25.929, que invito a todas las mujeres a leer y a hacer un plan de parto respecto a esa ley que está muy buena y también abarca la lactancia”.

En el plano laboral, la especialista reclama mejoras en licencias y espacios adecuados: “Desde la KDP, de la Asociación Civil Argentina de Puericultura, hay muchos proyectos para mejorar las licencias, las políticas públicas y los lactarios. Se están exigiendo lactarios en lugares cómodos, que no sea un baño. Sabemos que para extraerse leche la única hormona que hace que salga mayor cantidad es la oxitocina, que es la hormona del placer y del bienestar. Entonces eso no se puede lograr en un lugar al lado de un inodoro, muchas veces con mal olor. Por eso se pide un sillón, una heladera. En cuanto a las licencias por maternidad, deberían ser todas de seis meses y respetar la hora de lactancia para llegar a tiempo de dar la teta a tu bebé”.

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