Las corporaciones empresariales encontraron alternativas a nivel global que las ayudan a compensar las dificultades que el 77% aduce enfrentar para encontrar talentos.
Ahora, en las búsquedas de personal procuran conjugar habilidades con cualidades de comportamiento para armar los cuadros determinantes en el corazón de su negocio.
La frase «escasez de talentos» ya está trillada en el ámbito de los cazadores de recursos humanos, lo que no significa desconocer que, en el actual panorama laboral, marcado por cambios demográficos y la creciente digitalización de las organizaciones, el talento continúa representando un recurso esencial para las empresas de todo el mundo.
Pero ya no viene en piezas únicas. Y a falta de individualidades, los seleccionadores optaron por ensamblar virtudes y compensar falencias a través de la formación de grupos, con lo que vuelve a cobrar forma la ponderación del grado de compenetración de objetivos del empleado hacia la empresa, que con el advenimiento de las nuevas generaciones había quedado relegada en las prioridades.
En el tránsito entre la virtualidad de la pandemia y el regreso a la presencialidad, la demanda empezó a diferenciar el conocimiento técnico de los aspectos emocionales, sociales y de comportamiento, que son esenciales para el éxito en los equipos laborales.
De un estudio realizado por una compañía líder en soluciones de capital humano se extrajeron los cinco atributos blandas más buscados por los empleadores en la actualidad:
– Confiabilidad y autodisciplina: capacidad de generar confianza en otros, sentir como propios los objetivos de la empresa y cumplir con las obligaciones profesionales y organizacionales;.
– Razonamiento y resolución de problemas: la habilidad para comprender una problemática, identificar sus variables y establecer prioridades para actuar de manera efectiva;.
– Análisis y pensamiento crítico: entender situaciones complejas y desenvolverse con independencia de criterio, manteniendo la alineación con los lineamientos de la empresa;.
– Colaboración y trabajo en equipo: la aptitud para brindar apoyo a otros, actuar como facilitador para el logro de objetivos y trabajar en conjunto con otras áreas de la compañía con el propósito de alcanzar en conjunto la estrategia organizacional.
– Capacidad para tomar la iniciativa: actuar proactivamente, idear soluciones a nuevos desafíos y aprovechar las oportunidades que se presentan en el entorno laboral; como así también promover y utilizar las aplicaciones tecnológicas, herramientas y recursos cuando sea pertinente y aprovechar al máximo las oportunidades que se presentan en el entorno.
De este nuevo paradigma surge que en las contrataciones para áreas productivas y comerciales se desconcentraron las búsquedas de profesionales técnicos y especializados, ya que se incorporan también egresados de carreras humanísticas para construir las dotaciones.
La mejora del desempeño individual se procura mediante la inversión en capacitación, la contratación de nuevos talentos, la incorporación de más tecnología y la contratación de talentos temporales. Es de este modo que se aborda la brecha de habilidades.
«Vivimos en un mundo laboral en constante evolución, donde las habilidades blandas se han vuelto fundamentales para el éxito empresarial. Existe una gran oportunidad para las empresas de invertir en la formación y desarrollo de sus colaboradores, potenciando así su desempeño individual y contribuyendo al crecimiento y prosperidad de la organización», comentó el director general de ManpowerGroup Argentina, Luis Guastini, al presentar el estudio.