Distintas agencias de viajes organizan travesías hasta el sitio donde se produjo la denominada Tragedia de los Andes, en 1972, cuando el avión que trasladaba a un equipo uruguayo de rugby se estrelló en la cordillera. En general son expediciones de trekking que se realizan en la montaña, aunque dependen de las condiciones climáticas para poder realizarse.
Hay varias agencias de turismo que ofrecen este servicio (cuesta entre 200 y 400 dólares aproximadamente) que incluye el traslado desde la ciudad de Mendoza hasta el Sosneado, y luego un trayecto en camioneta a un antiguo hotel termal en el que se inicia un trekking que dura siete horas hasta llegar al campamento el Barroso.
En el segundo día se inicia una etapa de seis horas de travesía mediante la que se llega hasta los restos del avión, se trata de un lugar impactante en el que hay un monumento en honor a los fallecidos y a los 16 sobrevivientes de ese recordado accidente aéreo.
En la zona aún se pueden ver restos del fuselaje del avión convertidos en chatarra y algunos pedazos de chapa oxidados por la erosión del tiempo.
El día del accidente el avión nunca llegó a destino, debido a que los pilotos del avión calcularon mal las distancias y cuando la aeronave descendió de las nubes se terminó estrellando en un valle que se encontraba en lo alto de las montañas.
El suceso ocurrió el 13 de octubre cuando el vuelo charter 571, que pertenecía a la Fuerza Aérea Uruguaya y llevaba 45 pasajeros a bordo, incluyendo a los cinco tripulantes y 19 miembros del equipo de rugby de Old Christians Club, quienes se encontraban viajando con algunos familiares, amigos y allegados.
En el impacto fallecieron tres miembros de la tripulación y diez pasajeros. Luego, en la primera noche cuatro personas más murieron por las extremas temperaturas heladas que existen en la cordillera. A ese calvario se le sumó la falta de comida y que muchas personas no pudieron moverse del lugar.
La lista final arroja que solamente hubo 16 sobrevivientes y el más conocido es Fernando «Nando» Parrado, quien luego fue piloto de carreras, se dedicó a escribir libros y a dar charlas motivacionales y de resiliencia contando cómo logró junto a sus amigos sobrevivir a la tragedia.
Los otros 15 rugbiers que pudieron contar su historia fueron José Pedro Algorta, Roberto Canessa, Alfredo «Pancho» Delgado, Daniel Fernández Strauch, Roberto «Bobby» Francois, Roy Harley, José Luis «Coche» Inciarte, Álvaro Mangino, Javier Methol, Carlos Páez, Ramón «Moncho» Sabella, Eduardo Strauch, Adolfo «Fito» Strauch, Antonio «Tintín» Vizintín y Gustavo Zerbino.