Debacle oficialista en España: arrasó la derecha

Por Gonzalo Fiore

Debacle oficialista en España: arrasó la derecha

El pasado domingo 28 de mayo se llevaron adelante elecciones regionales en España, en ellas, el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) perdió en prácticamente todo el país. Esto provocó que el presidente, Pedro Sánchez, convoque a elecciones generales anticipadas para el próximo 23 de julio, seis meses antes de lo estipulado.

La debacle del oficialismo fue total: perdieron los gobiernos de la Comunidad Valenciana, La Rioja, Extremadura, Aragón, Canarias, Baleares, y Cantabria. Lograron sostener, apenas, Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra.

En todos los casos donde perdió el gobierno, fue frente al Partido Popular (PP) y la ultra derecha de Vox. Sánchez asumió él mismo la responsabilidad sobre los resultados: “La situación aconseja una clarificación de la voluntad de los españoles sobre las políticas y sobre las fuerzas políticas que deben liderar esta fase”. De las 22 capitales provinciales socialistas, el oficialismo sólo logró retener A Coruña, Soria, Las Palmas, Cuenca, Jaén, Terragona, Palencia, León y Lugo, en todos los casos, a partir de pactos con distintas fuerzas nacionalistas o regionales.

Los socialistas perdieron de manera total bastiones históricos, como las ciudades de Valencia, Sevilla, Valladolid, Palma de Mallorca o Gijón.

Ahora comienza la carrera hacia el Palacio de la Moncloa, donde la derecha parte como clara favorita.

La mayor triunfadora de la jornada fue Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid. La dirigente del PP logró la mayoría absoluta, por lo que ya no necesitará de la alianza con Vox para gobernar. Ayuso es una dirigente del ala dura de la derecha del PP, con posiciones marcadamente conservadoras, y que queda posicionada como una seria candidata a disputar el liderazgo del partido a Alberto Núñez Feijóo, hasta ahora uno de los candidatos a presidente para las próximas generales anticipadas.

Ayuso tiene puntos con común con Jair Bolsonaro y con Donald Trump, al mismo tiempo que acusa a Sánchez de “buscar encarcelar a la oposición, como en Nicaragua” o de “odiar Madrid”. Utilizando de lema “comunismo o libertad”, buscando una “apertura total” de Madrid frente a las restricciones del gobierno durante la pandemia de covid-19, ya en 2021 había logrado duplicar los resultados del PP en la región respecto de su primera victoria en 2019. Pero este domingo fue un paso más allá, y alcanzó una doble mayoría absoluta en el parlamento regional, lo que le permitirá gobernar sin apoyo de terceros partidos.

Madrid cuenta con 6,7 millones de habitantes y es la región más rica de España. Está claro que las ambiciones de Ayuso no se limitan a la capital y se proyectan a nivel nacional.

Capitulo aparte merece la implosión de la izquierda, y más particularmente de Podemos, que perdió cinco de las doce autonomías, pasando de tener 47 diputados (en 2019) a 15. Esto deja a la formación de izquierda al borde de la disolución. De los cinco ejecutivos regionales en los que Unidas Podemos gobernaba, apenas podrá sostener Navarra, gracias a un pacto con el PSOE. En Madrid pasaron de 10 escaños a 0, al igual que en Valencia, donde se quedaron sin representación.

Su explicación es en gran parte ideológica, más allá de las falencia en una gestión (a grandes rasgos, fallida). Con un excesivo hincapié en la política identitaria y las luchas por los derechos de las llamadas “minorías”, la izquierda española, que cobró fuerza tras las protestas de los indignados luego de la crisis inmobiliaria de 2008 y 2009, se fue achicando, hasta dejar de representar a los sectores de trabajadores o de jóvenes descontentos con el funcionamiento del sistema.

En este marco, no debe sorprender el resultado electoral y la necesidad de una urgente reconfiguración y recambio hacia adentro de las organizaciones de izquierda para adaptarse a los nuevos desafíos.

El mensaje fue tan contundente que el gobierno no pudo ignorarlo y debió admitir que se trató de un golpe contra él. Todo parece indicar que el próximo gobierno de España estará encabezado por el PP, todavía es una incógnita en qué medida participará Vox, o qué lugar se le dará a los dirigentes de extrema derecha. Pero existen pocos indicios respecto de una victoria de Sánchez o del PSOE, a estas alturas, milagrosa.

El auge de movimientos extremistas de derecha no es algo único en España, y los oficialismos progresistas no parecen poder hacerles frente. Todo parece indicar que, al igual que sucedió recientemente en Italia, el oficialismo español pasará a manos de dirigentes políticos que hasta hace apenas algunos años ocupaban un espectro marginal. Pero que, por aciertos propios y errores graves ajenos, ahora pasaron a la centralidad de la escena.

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