Volver a leer, en tiempos acelerados y contra todo pronóstico negativo

Una conversación con la Lic. Stella Navarro Cima sobre la lectura en la cultura contemporánea. Relectura, bibliotecas y pensamiento crítico como claves para formar lectores profundos.

Volver a leer, en tiempos acelerados y contra todo pronóstico negativo

El consumo cultural contemporáneo está fuertemente marcado por las pantallas, los contenidos fugaces y la velocidad. Pareciera que la lectura quedó relegada a un segundo plano, y su lugar en las prácticas formativas se torna incierta. ¿Se lee menos, se lee distinto, o simplemente cambió el modo de relacionarnos con los textos? A partir de estas preguntas, la Lic. Stella Navarro Cima, profesora e investigadora, reflexiona sobre las transformaciones y resistencias de la lectura, así como su valor como experiencia formadora, introspectiva y creativa.

A través de sus respuestas, emerge una defensa apasionada de la lectura profunda y reflexiva, en contraposición con el consumo acelerado de contenidos digitales y reivindica el rol de las bibliotecas como espacios vivos de acceso democrático al conocimiento. La conversación con Hoy Día Córdoba se dio en el marco de la Noche de las Lecturas, donde Stella presentó una muestra y brindó talleres sobre cuentos y novelas de viajes el pasado viernes 13 de junio.

Stella Navarro Cima leyendo a Negrazón y Chaveta.

Nuevas formas de lectura

HDC: ¿Crees que hoy se lee menos, o simplemente se lee de otra manera?

S.N.C: Hay que decirlo: se lee menos. Hace poco hice una prueba. Había estudiantes de 18 años y dos personas mayores, les pedí que me hicieran una lista de libros de viaje. Los jóvenes, no conocían ninguno, buscaron claro está, la lista en Internet, los copiaron y les parecieron familiares muy pocos libros de los que copiaban. En cambio, las personas mayores sin Internet escribieron los 10 libros casi sin problemas y muchos de ellos los habían leído. Basta preguntarles a las personas qué libros han leído en estos últimos meses o este último año y las respuestas son esquivas. Estoy hablando en el sentido de la lectura seria y consensuada que implica la relectura y el acceso al conocimiento. Se sabe hace mucho tiempo que leer abre los ojos. La lectura desarrolla una de las funciones de la inteligencia que más nos ayuda en la vida que es la imaginación. Las y los cordobeses demostramos en algún momento ser una ciudad docta.

HDC: ¿Los lectores actuales buscan algo distinto en la literatura que las generaciones anteriores?

S.N.C: Por supuesto, la novedad siempre está en marcha, en lo personal me encanta recorrer librerías y revisar libros, ver las vidrieras repletas de novedades, aunque cada vez haya menos librerías. También se han ido perdiendo en Córdoba, las librerías de libros usados que te permite canjear libros y adquirir libros nuevos cuidando el bolsillo, porque hay libros que los querés tener toda la vida, pero hay otros que los podés compartir para que otros los puedan disfrutar. Pero los libros clásicos son imbatibles, forman a la gente y tenemos en la ciudad de Córdoba bibliotecas muy importantes como la Biblioteca Mayor y la Biblioteca Córdoba, tenemos un amplio mapa de Bibliotecas especializadas desde las profesiones y algunas son grandes centros culturales como la de Bella Vista o la Biblioteca Popular Vélez Sarsfield. En todos los casos, podés acceder a los libros siendo socio. Lo digo como una compulsiva lectora de libros de las bibliotecas, pues el sueldo docente no te permite gastar en libros y no hay fomento desde el Ministerio de Educación para que los docentes accedan con mayor facilidad a los libros para que redunde en su formación y en la de sus estudiantes.

HDC: ¿Qué pasa con la lectura como espacio de resistencia o introspección? ¿Sigue siendo así?

S.N.C: En un mundo que no propicia actualmente la lectura y se auto miente con discursos falsos de que se lee de “otras maneras”, nosotros mismos al volver a releer un libro ya somos otros. Se cumple la regla del filósofo griego Heráclito en el sentido de que “no es posible bañarse en el mismo río”, ya que releemos de otras maneras. Es decir que necesitamos confirmar esa transformación de nosotros mismos y nos damos cuenta de ello cuando releemos. Sé que suena duro lo que digo, pero es hora de decirlo. Enfrentamos escasas políticas serias para generar nuevos lectores y eso hace parecer que es un espacio de resistencia. La resistencia es invertida, son los que no propician la lectura los que señalan a los que leen, porque les incomoda la gente que piensa. La lectura, leer es fundamental, clave para el desarrollo humano en todo sentido. Respecto a la introspección, lo que nos hace ser más nosotros mismos y mejores es el diálogo interior que se consigue con la lectura que entra en diálogo a su vez con otros/as, en este caso la autora o el autor que nos ha dejado un legado muy importante y lo comparte a través de la escritura.

HDC: ¿Cómo recuperar o sostener el valor simbólico de la lectura en una cultura acelerada?

S.N.C: No tengo la respuesta salvadora. Sí me permiten decirlo, se trata de tomar conciencia del valor que tiene la lectura, porque la lectura es un valor en sí. Hay mucha gente que lo sabe y se propone volver a leer, volver a recuperar ese rinconcito placentero de la lectura contra todo pronóstico negativo y esto le da mucha alegría personal. Stephen Hawking en su libro “Breve historia del tiempo” se plantea el problema del tiempo. Quizás en nuestra cultura acelerada la lectura lenta y reflexiva pareciera que maneja a contramano. Pero para leer hay que dedicar tiempo de calidad, no un tiempo perdido.

Contenidos digitales

HDC: ¿Cómo impacta la cultura digital y sus contenidos breves en la forma de relacionarnos con los textos?

S.N.C: Bueno, la condensación de la escritura ya existe hace rato: en los dichos populares, en las frases célebres, en el chiste, en la canción, en los breviarios, en la payada a contrapunto, en los versos, en la poesía, en los haikús. Personalmente soy fanática de los aforismos casi que me siento prima del personaje de ficción de Fontanarrosa, Ernesto Esteban Echenique, aforista quien dice, a propósito de lo que venimos hablando: si quieres alcanzar la sabiduría ¡empieza a correr ya!, ni hablar de los palíndromos de Juan Filloy. Pero… lo breve no condensado, vacío, casi que ni entretiene, sólo distrae, ya que no es lo mismo distraer que entretener.

HDC: ¿La lectura convive o compite con otros consumos como las series, redes sociales o videojuegos?

S.N.C: Es parte de la respuesta anterior de Stephen Hawking, quizás en nuestra cultura acelerada la lectura que, es lenta y reflexiva, pareciera que maneja a contramano. De todas maneras, en una serie, por ejemplo, hay detrás un guión, la escritura, la lectura está presente en boca de las y los personajes, en la lectura de las imágenes, porque también leemos imágenes, esa sí es otra forma de lectura. A mí me encanta conseguir los guiones de las películas y leerlos, hay mucha lectura allí.

Muestra de libros sobre cuentos y novelas de viajes.

Sobre la relectura

HDC: En el artículo “El Eternauta: su relación con la relectura y los libros de viajes” destacás la relectura como una práctica clave para la formación de creadores y lectores profundos. ¿Qué aporta la relectura que no puede aportar una primera lectura?

S.N.C: Sí, confirmo. La relectura es la clave para un profundo proceso creador y sobre todo porque no lo digo yo, lo dicen grandes creadores y escritores como Borges, Cortázar, Oesterheld y otros. Cito el artículo: “Oesterheld asegura haber producido su propia versión de ese Robinson (…) Y aunque parezca que no estoy diciendo nada nuevo sobre el mensaje de la obra del guionista argentino, la proclama de su fuente de inspiración y de su reiterada lectura, nos deja un enorme legado. Puedo aportar, en carácter de docente de literatura, que coincido rotundamente en ese punto: la relectura. La relectura forma a los creadores y con esta confesión no quedan dudas: lo que se crea se crea sobre lo creado, valgan todas las redundancias, si me permiten, como un espejo frente a otro con un resultado infinito. Como si el autor hubiera buscado dar más luz aún al planteo inicial de aquel Robinson de 1719, aportando una nueva versión actualizada si se quiere, más compleja y posible de ser compartida a nivel de aventura por más sujetos”. Considero entonces, que un buen lector necesariamente apela a la relectura, como si viera un cuadro que lo vemos y admiramos varias veces.

 

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