Una mujer vivió durante dos años en un panteón, junto a su esposo muerto

La viuda había instalado en el lugar una cocina, luz, televisión y WiFi

Una mujer vivió durante dos años en un panteón, junto a su esposo muerto

Una mujer en Misiones vivió en el panteón de su difunto esposo durante dos años. En el monumento funerario había instalado una cama, una cocina, tenía luz, televisión y hasta WiFi. Unos vecinos que visitaban la tumba de un familiar empezaron a escuchar música que provenía del nicho y la denunciaron a la policía.

La protagonista de esta historia es Adriana Villareal. En 2010, su esposo, Sergio Raneé Yede, de 26 años, murió repentinamente en extrañas circunstancias. La viuda siempre aseguraba que lo amaba mucho, pero nadie pensó que podría llegar a acompañar a su marido incluso después de la muerte.

Dos años después, unos vecinos visitaban el cementerio de 2 de Mayo y empezaron a escuchar música, algo que los incomodaba. Luego, advirtieron que una persona realizaba movimientos sospechosos alrededor del nicho de un difunto y por eso decidieron alertar a las autoridades, que al arribar al lugar se toparon con la insólita escena: la viuda de Yede se había mudado al panteón y dormía al lado del cajón de quien fue su pareja.

En las redes sociales, la historia se volvió viral nuevamente hace poco, tras conocerse los detalles del caso. La mujer no sólo dormía junto a su difunto esposo, sino que allí tenía todas las comodidades como luz eléctrica, con su propio medidor, cocina a gas, televisión, equipo de audio, cama e incluso una computadora con conexión a internet.

Al ser descubierta, Villareal expresó: «Lo vengo haciendo hace años, nunca tuve problema». Luego brindó una entrevista en donde explicó que había decidido acompañar a su pareja porque «lo amaba mucho». Una de las preguntas fue si no tenía miedo de vivir y principalmente pasar las noches en un sitio como este. La viuda aseguró que no y que sólo “hay que tener miedo a los vivos”.

La mujer manifestó que este pensamiento sobre la vida y la muerte lo había adquirido cuando vivió en México, por cuestiones laborales. “Cuando la persona fallece no fallece el alma, sino solo el cuerpo físico. Cuando se ama mucho al hombre uno puede hacer ese tipo de cosas. Mi marido se merece eso y mucho más; era una persona muy buena, todo lo que puedo hacer por él es poco”, destacó.

Por su parte, la viuda indicó que, tras el fallecimiento de su esposo, se mudó a Buenos Aires. En ese momento, no tenía mucho dinero y lo que había dejado como herencia su amado, lo usó para construir su «casita» en el cementerio. Cuando viajaba a Misiones para visitar a su esposo muerto, algo que hacía tres veces al año, se quedaba en ese lugar porque no podía pagar un hotel.

«No puedo pagar tanto dinero para quedarme en un hotel mucho tiempo y aparte cuando vengo lo vengo a ver a él, es el único familiar que tenía, ahora estoy conociendo otro familiar de él”, sentenció la mujer.

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