Los investigadores del crimen de Lucas González analizaban ayer la posibilidad de imputar y detener a otros policías por el “encubrimiento” del hecho, ante la sospecha de que “plantaron” la réplica del arma hallada en el auto en el cual el adolescente de 17 años fue asesinado en el barrio de Barracas, y por difundir una versión falsa sobre una supuesta persecución y tiroteo.
En tanto, Cintia López y Mario “Peka” González, padres de Lucas, declararon ayer ante los fiscales. “Estamos muy agradecidos con la gente. Nos hicieron preguntas que nos hicieron sentir cómodos. Nada más tengo agradecimiento”, afirmó Mario y agregó: “Vamos a luchar para que todo se esclarezca”.
Sobre la réplica del arma hallada en el auto Volkswagen Suran en el que se trasladaban los adolescentes, los juveniles de Barracas Central negaron haberla tenido, al tiempo que los tres policías tampoco lo mencionaron, lo que para los investigadores refuerza la idea de que fue “plantada”.
El abogado de la familia de la víctima, Gregorio Dalbón, expresó ayer que “los que se encargaron de plantar el arma no son los mismos que se encargaron de matar a Lucas”, y anticipó: “No nos vamos a quedar con estos tres policías solamente”. A su vez, pidió al juez a cargo de la causa, Martín Del Viso, que “en diez días dicte la prisión preventiva a los tres policías”.
En este contexto de conmoción por el asesinato de Lucas, una multitud de jóvenes en conjunto con organizaciones sociales y políticas participaron ayer de la Marcha de la Gorra en la ciudad de Buenos Aires, una movilización contra la violencia institucional y el gatillo fácil.
“Nunca seré policía”, “Mi gorra no mata, la tuya sí”, “Justicia x Lucas”, “Mi ropa no es delito” se leía en los carteles que portaban cientos de manifestantes que se movilizaban por la Avenida de Mayo, desde el Obelisco hacia el Congreso Nacional. El fallecimiento de Lucas González se produjo el jueves último en el hospital El Cruce tras ser trasladado en grave estado.