Este fin de semana hubo elecciones provinciales en Chaco, Salta, Jujuy y San Luis, y la política argentina comenzó a acelerar el ritmo rumbo a octubre. Se confirman algunas encuestas, otras quedan en offside, se analizan alianzas y se ajustan estrategias propias a partir de experiencias ajenas. Pero mientras los engranajes partidarios giran, la sociedad sigue sin respuestas y muestra signos claros de fatiga cívica, con niveles muy bajos de participación en los cuatro distritos.
En Córdoba, antes de que cayera la noche del domingo ya circulaban por WhatsApp los primeros análisis entre funcionarios locales. El punto en común: el éxito de los oficialismos provinciales, con los gobernadores como protagonistas centrales. Un mensaje fuerte para Hacemos por Córdoba, que sabe —según todas las encuestas— que La Libertad Avanza lidera las preferencias del electorado cordobés.
El kirchnerismo, cada vez más arrinconado
Otro dato de estas elecciones es el retroceso constante del kirchnerismo, incluso en el Norte Grande, donde alguna vez fue fuerte de la mano del peronismo local. Hoy, su influencia parece reducirse al Gran Buenos Aires, donde además hay pelea interna: el cruce con Axel Kicillof es una herida abierta que podría erosionar el último gran bastión de poder que le queda. La famosa frase de Alberto Fernández, “con Cristina no alcanza y sin ella no se puede”, corre el riesgo de quedar en el archivo si siguen acumulando derrotas.
Desde La Libertad Avanza intentan leer estos resultados como una confirmación de su estrategia, aunque los números no siempre acompañan. Por ejemplo, Leandro Zdero ganó en Chaco con el mismo porcentaje que en la elección anterior, y su alianza con las fuerzas del cielo no le sumó votos. Mientras tanto, Claudio Poggi en San Luis, Gustavo Sáenz en Salta y Carlos Sadir en Jujuy consolidaron sus liderazgos, manteniendo cierta independencia como parte de la liga de gobernadores dialoguistas.
¿Y qué lectura hace Llaryora? Desde su entorno aseguran que “ninguna” y el gobernador solo cree que la elección de legisladores porteños del próximo domingo podría mover un poco el tablero de la oposición local, o motivar al exgobernador Schiaretti a competir por una banca en el Congreso.
Paros, reclamos y un clima que se tensa
Mientras la política se reacomoda, en Córdoba la conflictividad crece con fuerza. El deterioro del salario ya se traduce en reclamos concretos en casi todos los frentes estatales. Los municipales encabezan la lista, exigiendo aumentos y la restitución de beneficios que les podaron durante la gestión de Llaryora en el Palacio 6 de Julio.
Sorprende el protagonismo de Rubén Daniele, que acelera con los reclamos pese a que todo indica que difícilmente obtenga un triunfo ya que las finanzas del municipio están flacas y Daniel Passerini, el intendente, tiene poco margen político para negociar.
Por su parte, los judiciales cumplen hoy con un paro de 48 horas, al que le sumarán otro el viernes. Reclaman mejoras salariales, presionados desde abajo por los autoconvocados, mientras que el TSJ (Tribunal Superior de Justicia) amenaza con sanciones por realizar asambleas en los lugares de trabajo. El máximo tribunal mantiene cortado el diálogo con la AGEPJ y al mismo tiempo profundizó sus divisiones internas por desacuerdos a la hora de manejar el conflicto.
Hospitales y FAdeA como señales de alerta
Otra paritaria sin cerrar es la de los empleados públicos, con el gremio SEP al frente de un plan de lucha. El foco más sensible está en los hospitales, donde los médicos cuestionan fuertemente a la conducción sindical. El Centro Cívico aún recuerdan lo costoso que resultó para la gestión de Schiaretti la pugna, tras la pandemia, con los profesionales que renunciaron a servicios claves y difíciles de reemplazar como los médicos terapistas tras la pandemia. Aquella lucha se saldó con importantes mejoras en los sueldos y un considerable costo político por las marchas y paros, algo que podría repetirse si Llaryora no toma nota del clima que se vive en los pasillos de los hospitales.
Y como si faltaran señales de alarma, FAdeA también está en crisis. Se cortó el contrato para el mantenimiento de aviones de la Fuerza Aérea, y los 750 trabajadores cobraron solo una parte de sus sueldos. La empresa cerró sus puertas por 72 horas a la espera de definiciones sobre su futuro.
En su momento, el gobierno de Milei le ofreció la fábrica a Llaryora como parte de pago por la deuda que Nación mantiene con Córdoba. El gobernador rechazó la propuesta, porque no hubo interés privado en gestionar la fábrica junto con el Estado. Pero mañana, en la reunión con autoridades nacionales por la deuda —que ya roza los 1.000 millones de dólares—, no se descarta que el ofrecimiento vuelva a la mesa.